Académicos destacan que a través de la empatía innata del innovador es posible detectar necesidades y oportunidades de forma temprana, y que una baja inversión en el sector pudo influir en el desarrollo de mayores desigualdades.
Académicos y profesionales del área de la innovación responden a la interrogante sobre cuál debe ser el rol que debe jugar este sector en el escenario económico actual.
Es así como Claudio Maggi, actual director de Innovación y Desarrollo de la Universidad de Concepción, quien además ocupó cargos de gerente de Desarrollo Competitivo de Corfo, director de Innova Bío Bío e Innova Chile, entre otros, sostiene que “un atributo innato de un innovador es su empatía para anticipar y detectar necesidades u oportunidades tempranamente”.
Ante la consulta respecto de las ventajas que ofrece dentro de la innovación áreas como la digitalización, su postura es que “es indudable, más que innovación, necesitamos una rápida adopción de tecnologías en ámbitos como la digitalización de procesos, marketing digital y logística a fin de reinsertar a las Pymes en las cadenas de suministro”.
Pablo Catalán, junto con ser director del Magíster en Innovación y Emprendimiento Tecnológico, además, es profesor asociado del Departamento Ingeniería Industrial de la UdeC, y plantea que parte del papel que debe cumplir la innovación es “la construcción de una nueva economía basada en el conocimiento”. Esto en el sentido de que “nuestro país necesita dejar atrás su dependencia de industrias extractivas, basadas en recursos naturales, que en parte explica la estructura industrial imperante de bajo valor agregado”.
En esta línea, sigue Catalán, “se necesitan de nuevos sectores económicos para lo cual se requiere de una mayor inversión pública en investigación y desarrollo, además de políticas industriales orientadas a esta misión, es decir, que nos conduzcan a dar respuesta a desafíos propios de nuestro país, nos permitan alcanzar mayores tasas de innovación, particularmente en el área tecnológica”.
El director del Magíster en Innovación y Emprendimiento Tecnológico adhiere a lo dicho por Maggi en cuanto a que “en innovación, en particular en la etapa de observación, se requiere de un alto grado de empatía, lo cual demanda no sólo la comprensión, sino que también ponerse en los pies de los demás, para sentir sus dolores y carencias reales. La práctica constante de la empatía se hace claramente necesaria hoy en día, de manera que seamos capaces de construir en forma colectiva una sociedad más justa y solidaria”.
Inti Núñez, Magíster en Política de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad de Sussex y director de Estrategia de la Facultad de Ingeniería de la UdeC, comenta que “en el portafolio de las políticas públicas, la inversión en innovación está preocupada de las oportunidades y, en específico, crear nuevos rubros, nuevos sectores. Una economía que tiene más sectores basados en conocimiento y sectores más nuevos (y, por lo tanto, con una estructura industrial más horizontal) distribuye mejor los salarios, crea oportunidades, da el mensaje de que los nuevos entrantes pueden crear buenas condiciones de vida”.
Núñez también hace referencia a una columna de Eduardo Bitrán, en términos de que “es posible que la baja inversión en innovación de nuestro país haya contribuido a generar o mantener un país muy desigual. Y, en este sentido, en el futuro, invertir en el país y la Región en innovación, de buena forma, debe contribuir a crear mayor cantidad de buenos salarios, generar la visión de una tierra que provee oportunidades y que, por lo tanto, retiene talento y es proactiva en crear un mejor futuro a sus habitantes”.
Otra alusión del director de Estrategia de la Facultad de Ingeniería de la UdeC es al premio Nobel de Economía, Paul Romer: “el se refería a que probablemente la baja inversión desde lo público generaba países más desiguales y que si bien crecían, debían enfrentar problemas sociales derivados de la escasa efectividad de las políticas públicas por baja inversión. En este sentido, la innovación es la encargada de mostrar nuevas oportunidades y una mala provisión de políticas en esta materia implica no haber creado posibilidades en buenos empleos que se distribuyen mejor en la sociedad”.
En tanto, Felipe Díaz, docente de Innovación de la Facultad de Ingeniería Universidad San Sebastián, coincide con Catalán en que “los innovadores tienen la capacidad natural de empatizar para transformar problemas en oportunidades, lo que es clave hoy en día”.
También agrega que “es fundamental poder incorporar como camino exclusivo de soluciones a las problemáticas del comercio, la aceleración del proceso de transformación digital de las Pymes, ya que para las que no son de base tecnológica, la contingencia actual significa una tremenda desventaja sobre las que utilizan sistemas digitales en sus canales comerciales”.
Según Díaz, “hoy podrían tener mejores posibilidades de mantener fidelización de clientes las Pymes que tienen o pertenecen a una red de comercio electrónico o privilegian la compra a distancia sobre las cuales aún ocupan modelos tradicionales y presenciales para la venta de productos y servicios”.
Aquí es relevante, eso sí, contar con un mecanismo o logística que garantice un adecuado traslado y trazado de los productos.