Es necesario, sin embargo, que el Gobierno no abandone el énfasis en la agenda social, en todas aquellas iniciativas para la cuales se requiera voluntad y buena disposición, asunto que requiere del más pronto auxilio para quienes no pueden esperar.
Para la ciudadanía, persiste la incertidumbre , pues todavía no se visualizan las decisiones políticas a largo plazo y no se observa una propuesta con la debida profundidad que permita una salida a la situación de prolongada anormalidad.
La Reforma Educacional no ha terminado de satisfacer a los involucrados; es decir, a sus actores, profesores y alumnos, y a los padres y apoderados que observan el real impacto de la educación en sus hijos, sin mencionar a la sociedad en su conjunto que ve en la educación la llave para el progreso.
Es paradójico que producto de esta crisis social se cuenten más de 200 personas con lesiones oculares. La falta de visión de los responsables de la conducción del país pareciera querer ser traspasada hacia quienes reclaman los cambios.
Habrá que esperar el desarrollo de las dos iniciativas para ver si será suficiente un procedimiento que recuerda procesos anteriores u otro, novedoso y delicado, en el cual se busca aquello que los manifestantes expresan: participación directa en los destinos de nuestro país.
El problema es que, en estos días, los medios no parecer estar ajenos a la crisis de credibilidad que ha afectado a tantas instituciones. Y sería un error que no aprovecháramos estos días bullentes para analizar nuestro quehacer con espíritu crítico.