Editorial

La oportunidad de resolver conflictos en democracia

Habrá que esperar el desarrollo de las dos iniciativas para ver si será suficiente un procedimiento que recuerda procesos anteriores u otro, novedoso y delicado, en el cual se busca aquello que los manifestantes expresan: participación directa en los destinos de nuestro país.

Por: Editorial Diario Concepción 12 de Noviembre 2019
Fotografía: Juan Francisco Zúñiga | Agencia UNO

La democracia chilena tiene la oportunidad de mostrar que es capaz de resolver dentro del cauce del Estado de Derecho una de las crisis más agudas y transversales de la sociedad de nuestro país desde que esta fuera recuperada, con un altísimo costo, después de un largo invierno de dictadura, cuyas consecuencias todavía permanecen en la vida nacional.

Las convocatorias multitudinarias de diferentes colectivos representantes de las fuerzas vivas de la sociedad se han volcado a la calle para representar, desde su particular ámbito, los problemas que perciben y sufren, y para exponer la situación de un país que ha crecido sustantivamente en lo económico, pero que ha retrocedido en su desarrollo social. En efecto, en la persecución de indicadores de productividad y riqueza, los distintos gobiernos en las tres últimas décadas olvidaron la obligación de buscar la justicia social y la equidad, que cada ciudadano y ciudadana hoy reclama, considerando que ello corresponde en el progreso del país observado en los indicadores, las vitrinas y las campañas publicitarias e, incluso, políticas cuando se producen elecciones.

Se ha llegado al punto de poner en la tabla del debate, abiertamente, sin cartas bajo la mesa, qué sistema político es mejor para Chile, al considerar las diversas propuestas que parecen plausibles cuando las organizaciones tradicionales no dan suficientes muestras de atender los reales problemas de la gente y, todavía más, cuando observamos cómo se transforman en organismos autoperpetuantes con conductas y acciones dignas de reparo. En términos más concretos, lo mismo se manifiesta cuando se percibe desconfianza en la capacidad de los políticos para hacerse cargo de las necesidades de sus representados y la voluntad de comprometerse en la búsqueda de soluciones, falencias que se agravan si se aprecia nula capacidad de auténtica autocrítica que resulte en cambios efectivos y deseables.

Si bien es cierto que algunos políticos chilenos han aludido a la necesidad de una regeneración de la vida pública, a lo cual se suma la irrupción en el escenario electoral de nuevos partidos que han convertido esa regeneración en la clave de sus postulados políticos, lo cierto es que sobre el particular no aparecen medidas concretas, salvo propuestas que prontamente se diluyen a la hora de generar consecuencias reales.

En un escenario que no termina de configurarse, después de semanas de marchas pacíficas, multitudinarias y permanentes, hoy día se muestran dos iniciativas políticas que podrían trazar un camino de salida. Por una parte, desde el Gobierno se planteó ayer “trabajar sobre la base de un congreso constituyente, que cuente con amplia participación de la ciudadanía y que pueda tener un plebiscito ratificatorio después”, iniciativa presentada por el Ministro del Interior, quien se encargará de buscar los caminos del entendimiento para llegar a tener una nueva Constitución, en plazos concordados. Por otra parte, ante el fracaso de los diálogos impulsados desde el Ministerio de Desarrollo Social, los alcaldes de cientos de comunas del país, en una caracterización catalogada como de rebelión municipal, han tomado la iniciativa de realizar un plebiscito por comuna, a principios de diciembre, como una forma en la cual, con participación ciudadana y con carácter vinculante, se pueda resolver la crisis social chilena.

En este escenario, en el que dos instancias de poder se disputan la conducción del problema generado en el país, habrá todavía que esperar el desarrollo de las dos iniciativas para ver si será suficiente un procedimiento que recuerda procesos anteriores u otro, novedoso y delicado, en el cual se busca aquello que los manifestantes expresan: participación directa en los destinos de nuestro país.

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