Opinión

Los mensajeros de las falsas noticias

Por: Procopio 20 de Mayo 2018

Una de las trampas peligrosas en el ejercicio del poder, es que se instala en su periferia, en lugares discretos y con una velocidad prodigiosa, una sutil telaraña de sobrevivientes. Una de las tareas que desarrollan con más eficiencia, conocida la tendencia universal de matar al mensajero de las malas noticias, es justamente, ocultarlas. Crear universos oníricos para felicidad de gobernantes poderosos, con espléndidos resultados, especialmente para los que describen, para quien gobierna, una realidad gloriosa.

Grigori Potemkin, en este aspecto, merece una mención especial, sus méritos militares lo llevaron a una posición especial en la corte de Catalina la Grande, otros méritos añadidos, a juicio de la emperatriz, le facilitaron su nombramiento como Serena Alteza, Príncipe de Táurica. En 1784 obtuvo el rango de mariscal de campo.

Tuvo la iniciativa, inédita, de invitar a un paseo a su majestad, para que observara el progreso de Rusia bajo su sabio y visionario reinado, una oportunidad para recibir el saludo y homenaje del pueblo agradecido. En varias grandes y lujosas barcas y con orquestas para el adecuado fondo musical, empezaron a navegar por el Volga.

Encuentran el primer pueblo nuevo, hermosas construcciones, limpios y ordenados, los pobladores de aspecto próspero y muy bien vestidos, hombres mujeres y niños sacuden ramos de flores y lanzan loas a su emperatriz. Así, lo mismo cada cierto número de kilómetros. Nunca supo Catalina que se trataba del mismo pueblo desmontable y actores que se trasladaban de recodo en recodo.

El método sigue vigente, en diversas formas, a veces logran prosperar los campeones mundiales en el maquillaje de la realidad para el que manda, el cual, convencido, no percibe a veces que le han tapado los ojos.

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