Cultura y Espectáculos

Irregularidades denunciadas en la Corporación: una pugna que amenaza con entrabar la gestión del Teatro

Parte de los socios del ente administrativo del espacio cultural acusan, ante el Gobierno Regional, que todo lo hecho hasta el momento no se ajusta a los estatutos, por tanto, no es válido. Mientras, la actual directiva señala que todo se ha hecho de acuerdo a la normativa y en las respectivas instancias que establece el funcionamiento del organismo.

Por: Mauricio Maldonado 23 de Agosto 2018
Fotografía: Andrés Oreña P.

A comienzos de mes, ocho instituciones socias de la Corporación Cultural del Teatro Regional del Biobío (Ctrbb) hicieron llegar al intendente Jorge Ulloa, una carta en que señalaban una serie de irregularidades que a su juicio estaban aconteciendo al interior del organismo y que era necesario revisar.

“Es una situación preocupante y que no ha habido voluntad de solucionar. Un problema de arrastre que hoy en día genera una serie de cosas irregulares, que están enumeradas en la carta enviada al intendente, y que ninguna escapa a la realidad”, aseguró Rodrigo del Valle, representante de la Corporación Cultural Teatro Pencopolitano, institución que oficia de vocera de la parte denunciante.

En lo esencial, se señala que la asamblea de socios del ente que administra el Teatro Biobío aún no aprueba los valores de las cuotas mensuales y el monto de incorporación, lo que la mantendría funcionando de manera irregular, haciendo inválidas todas las decisiones que se han tomada hasta la fecha.

Sin embargo, desde el año 2016 que se viene cobrando igual una cuota, la que tampoco tendría validez, ya que se estableció de manera arbitraria. “Nunca se estableció una cuota. Ese año, la fijó el directorio de turno, el cual no entendió que era una situación que había que regularizar. Los estatutos de la corporación, los cuales son las leyes o normas que hay que cumplir al interior de toda corporación cultural, establecen que hay que fijar una cuota de incorporación -mínimo 3 y máximo 5 UTM- y hay que pagar una cuota mensual -máximo 1 y mínimo 0,5 UTM-, entonces, cuando se eligió el primer directorio el 2013, no se hizo porque no había teatro y puede que se nos haya pasado a todos, pero eso fue ya hace 5 años atrás”, enfatizó Del Valle, quien durante ese primer período fue vicepresidente del directorio de la Crtbb.

Una situación que como él plantea estuvo siempre presente y que recién en la última asamblea, celebrada el 30 de julio de este año, se resolvió, pero con una cantidad reducida de socios. Ellos firmaron la misiva al intendente y no representa ningún tipo de solución definitiva, y la parte denunciante, anterior a esta reunión, planteó resolver la situación, pero que no llegaron a acuerdo, agotando todas las instancias para llegar a consenso.

“Ahora, en la última reunión que se hizo, después que había todo este problema y que nosotros habíamos ido a varias reuniones con la directiva actual, no llegamos a un entendimiento. Esta asamblea, que creo que fueron como 6 u 8 socios, quisieron arreglar todo lo que no se hizo antes y el tema no es así, es algo de fondo. Es muy delicado. Agotamos todas las instancias. Nosotros partimos en febrero de 2018 con todo esto, sostuvimos diversas reuniones con la directiva, en que hicimos sugerencias de cómo solucionar todo, pero no existió la voluntad que nosotros creíamos. No se dio. Hemos actuado de forma correcta”, dijo el representante de la Corporación Cultural Teatro Pencopolitano.

Palabras que secunda Juan Eduardo King, ex seremi de Cultura y quien también ha actuado como uno de los voceros de los denunciantes. “Lamentablemente, las cosas no se han hecho bien. Y de una u otra manera esos problemas y anhelos insatisfechos me llegan a mí. No hay día en que salga a la calle y que, incluso personas que no conozco, me detengan a pedirme explicación, como si yo tuviera responsabilidad en lo que ocurre. Hay conciencia de que las cosas en el Teatro Biobío no andan bien”, señaló.

Palabras a las que recalcó que “todos los actos de su gestión administrativa tienen vicio de nulidad absoluta y no son arreglables por la mera voluntad de las partes. Hay representantes de facto que actúan en nombre de la Corporación, que celebran contratos, reciben dineros, entre otras cosas, sin poder, jurídicamente, de hacerlo. La situación es muy grave y su solución no depende de mí en absoluto. Los antecedentes están en manos del Gobierno Regional. Lo único que puedo hacer es anhelar que las cosas, para bien de la ciudad y de la Región, se solucionen de buena manera”.

Resolución en las reuniones respectivas

En línea conciliadora van las palabras de Rafael López, director ejecutivo de Giro Estratégico, una de las instituciones socias que firmaron la carta y expusieron el tema a la principal autoridad regional.

“La Corporación Teatro Regional del Biobío tiene, en la actualidad, un entramado jurídico insatisfactorio. Y eso es lo que se quiere cambiar, eso es lo que se tiene que superar. Aquí no hay disidencias. Todos estamos aportando para superar los vicios de nulidad absoluta con la que ha estado funcionando, lamentablemente, su gestión administrativa”, expresó.

Opinión a la que añadió que “ lo que ocurre puede llegar a convertirse en una tragedia. Hoy, a poco andar, es una oportunidad para reparar lo que se ha hecho mal. Nadie puede negar el tremendo aporte a la cultura de personas que quieren participar, pero que, sin embargo, han sido desplazados, ignorados, tildado de ‘disidentes’”.

Teniendo en antecedente lo expuesto por este grupo de instituciones, Igor Concha, actual presidente del directorio de la Ctrbb, manifestó que se han dado las instancias para zanjar las diferencias y sanear las irregularidades que ellos señalan, pero que no han acudido a las reuniones correspondientes.

“Quizás la única diferencia que tenemos es el procedimiento. Nosotros, lo que queremos es que se haga con todos los socios en la calidad que estén, es decir, ellos mismos dicen que no hay cuotas, por lo tanto, hay que fijarlas, nosotros lo hicimos. Nos enviaron una carta el 30 de junio, el día de la asamblea general, la cual recibí 20 minutos antes y no apareció ninguno de ellos. Nuestra posición para esa reunión era: Mario Cabrera se había ido 15 días antes de la presidencia, dar un giro, es decir, ordenar la ‘casa’, hay cosas que están al debe, no están irregulares ni nada por el estilo. Ese día, entre otras cosas, se iban a dictaminar el tema de las cuotas, pero no se pudo por falta de quórum, no fueron y era una carta que firmaban ocho instituciones, las cuales no son las mismas de la última entregada al intendente”.

Al respecto, agregó que “es más, y con más detalle, en nuestra tabla teníamos que rendir cuentas, ratificar lo que no se había hecho, todo, y veníamos insistiendo que tenían que pagar, y no dejar de cumplir con dicha situación, independiente que la cuota venía cobrándose de acuerdo al estatuto y entendiendo que no había sido ratificada, pero sí, de alguna manera, había sido aceptada. La misma Corporación Cultural del Teatro Pencopolitano había pagado y, así, otros de los socios que denuncian las irregularidades”.

A lo que completa que “apegándonos a los estatutos, debido a la falta de quórum de la asamblea, teníamos 30 días más exactos para convocar, por tanto, el 30 de julio. Esa convocatoria debía ser de la misma manera que la primera, es decir, a través de llamados públicos y publicaciones en los medios respectivos. Todo cumpliendo la norma. Entre medio, y teniendo de antecedente la carta, fui invitado a dos conversaciones -no reuniones- con ellos, a las cuales no estuvieron todos los firmantes y a las cuales asistí con la directiva completa. El tenor del asunto, por nuestra parte, fue el resolver la situación con todos los socios, pero ellos querían que fueran sólo los 21 originales. Y el 30 de julio hubo reunión, la cual debía ser resolutiva, como también lo plantean los estatutos, vayan los que vayan y con la mayoría simple se debe resolver. No cambiamos la tabla y no fueron. Tabla que es pública, se aprobaron por primera vez las cuotas, por primera vez hubo una reunión de la comisión de revisora de cuentas, se pidió la formalidad de la firma del libro, todo lo que estaba pendiente y, lamentablemente, sin ellos, porque no aparecieron”.

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