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Conozca los desafíos urbanísticos de Concepción de cara al 2030

Contar con una ciudad más justa, disminuir el déficit habitacional, aumentar el acceso a bienes y servicios. Además de recuperar el casco histórico de la capital regional, dañado en el estallido social, son clave para revitalizarla.

Por: Ximena Valenzuela 13 de Noviembre 2022
Fotografía: Carolina Echagüe

Cuando sólo quedan algunos días para que se cumplan tres años del inicio del estallido social en la zona, aún quedan huellas de las manifestaciones con calles rotas, plazas parcialmente dañadas como es el caso de la Tribunales, múltiples rayados en fachadas y locales comerciales que mantienen cortinas metálicas, similares a bunkers, con las que protegieron su negocios, situaciones que para los especialistas en el área deben incluir un cambio mayor más que un simple maquillaje.

Para Leonel Pérez, decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía (Faug) de la Universidad de Concepción, con el estallido social se hicieron evidentes las inequidades que existían en la ciudad y con las expresiones de rabia de la comunidad, que no justifica, ésta quedó estéticamente peor.

“Por eso no sólo tenemos que mejorar la parte estética, sino preocuparnos de contar con una ciudad más justa, con justicia espacial, eliminar los ghettos y dar mayor acceso a los espacios públicos en todos los sectores (…) contar con una integración de los sistemas urbanos, los barrios, urbanizaciones e industrias con los sistemas naturales, que haya mayor respeto por los humedales y por los bordes de los ríos como Andalién y Biobío. Sin construir ni rellenarlos, ciudades más justas con la tierra y los equilibrios globales”.

El doctor en Urbanismo señaló que los parques se deben abordar como un sistema no por separado, contando con una mirada ecológica, protegiendo la flora y fauna que aún existe. Aseveró que la misma mirada sistémica se debe dar en los medios no motorizados para que todos tengan su espacio y se pueda disfrutar de una ciudad más caminable y pedaleable.

El profesional afirmó que tomando en cuenta que la dinámica de los proyectos que tiene el país, con un sistema de financiamiento público lento, espera que al 2030 parte los desafíos antes anunciados estén iniciados, que los tomadores de decisiones los activen, pensando en el colectivo y no sólo en la rentabilidad individual que traen los proyectos, con ciudades más justas que permitirán a Concepción catapultar a un cambio importante.

Múltiples desafíos

Para el arquitecto y urbanista, Sergio Baeriswyl, los desafíos de la zona son múltiples. “En primer lugar, está el desafío del déficit habitacional, que para el Gran Concepción supera las 17.800 familias, según el último reporte de la Corporación Déficit Cero. Esto significa que muchas familias se ven obligadas a vivir en campamentos o en condición de allegamiento y alta vulnerabilidad y por tanto, es algo que debemos resolver con máxima urgencia”.

Luego está el déficit de la ciudad, que afecta al 26% de los habitantes del Gran Concepción. Esto significa que más 270 mil personas no cuentan con el acceso adecuado a los bienes y servicios de la ciudad, como los equipamientos de salud, educación y áreas verdes. Esto representa un serio problema que afecta la calidad de vida, pero también limita las posibilidades de una mayor integración de las personas a la actividad económica y servicios de la ciudad.

En tercer lugar, según dijo el académico del departamento de Planificación y Desarrollo Urbano de la Universidad del Bío-Bío, es está el desafío de los proyectos de infraestructura, en particular para el mejoramiento de la movilidad. La infraestructura es un agente esencial para facilitar el acceso a las oportunidades económicas de la ciudad y para remediar, en parte, los problemas de déficit urbano. En este contexto, dijo, es relevante contar con un plan de infraestructura urbana, que defina los nuevos proyectos y sus prioridades.

“Por otro lado, enfrentamos dos nuevos desafíos: el primero es la recuperación del caso histórico de Concepción, el cual se encuentra en una condición de deterioro crítico. Se trata de la pieza urbana fundamental del sistema de servicios del Gran Concepción y del cual depende gran parte del empleo de sus habitantes. Actualmente éste muestra signos preocupantes de avanzado deterioro y sin un plan integral de recuperación, que considere sus espacios públicos, la seguridad, el paisajismo, la iluminación, nuevas áreas peatonales, reducción de la congestión y los altos niveles de abandono de sus fachadas. Esto no se solucionará con un plan de ornato, esto requiere inversión pública y privada que lo saque de la condición de amenaza en que se encuentra”.

Además, el especialista aseveró que existe el desafío de avanzar hacia una ciudad carbono neutral y resiliente. “Este es probablemente el desafío más importante, porque dice relación con la sustentabilidad del ecosistema urbano del Gran Concepción. En este ámbito debemos avanzar en la creación de infraestructura verde y un nuevo sistema de transporte público basado en la electro movilidad”, agregó.

Calidad de transporte

Claudia Hempel, arquitecto y docente de la Universidad de Concepción, aseveró que al 2030 la ciudad debe ser más inclusiva, segura, resilientes y sostenibles y, coincide con Baeriswyl en que se debe trabajar en eliminar el déficit habitacional y los asentamientos precarios y con que el transporte público requiere cambios.

Considera que otra línea gravitante es lograr buena conectividad entre los distintos polos de desarrollo y los barrios, pues actualmente las calles están colapsadas con vehículos particulares debido a la disminución de calidad que presenta el transporte público.

Aseguró que en ese sentido se deben articular los diversos modos de transporte y, en el caso del Biotrén, que funciona como un medio rápido, aumentar su número de paradas y lograr su llegada al centro. Además dijo estar convencida que la ciudad necesita un tren subterráneo, independiente del trazado que tenga, pues entregaría rapidez en los desplazamientos, sin quitar espacio al espacio público, que considera que ya es estrecho.

Todo lo anterior permitiría, a su juicio, que la gente deje el vehículo particular en casa y use el transporte público con lo que se podría terminar con el colapso en las calles y el estrés que se vive en la ciudad, aunque está clara que los proyectos de infraestructura toman mucho tiempo en desarrollarse. “Esperamos que al 2030 esté lista la conexión del puente Bicentenario con Chacabuco y terminado el par vial General Novoa Collao, que colaborarán en mejorar el transporte”.

Aseveró que el crecimiento de la ciudad, considerando el aumento de la población, debe ser en armonía con el medioambiente, sin destruir la naturaleza, sino integrándolo como un plus y, agregó que se debe recuperar el espacio público dañado, pues eso permitirá atraer a la comunidad a los paseos peatonales y parques y dar vida a la ciudad.

Hempel agregó que desde la más temprana infancia se debe educar en la protección del espacio público y valoración de lo que tenemos. Tener una cultura de no contaminar desde la vereda de cada uno y luego desde lo colectivo, tal como lo tienen los japoneses, aunque considera que aún estamos muy lejos de concretarlo.

Ventana rota

El presidente del Colegio de Arquitectos, Claudio Arce, aseguró que las condiciones de vida en las ciudades, así como las formas de relacionarnos en el espacio público y sus códigos se han extremado de forma negativa, incrementado así la segregación y la desarticulación del tejido social.
“Antes estábamos preocupados de la hacer ciudades equilibradas, amables, limpias, medioambientalmente amigables y menos segregadas. Pero al día de hoy, aparece la recuperación de la seguridad como prioritaria, postergando otros factores urgentes y necesarios de resolver”, dijo.
A juicio del profesional, a partir de la serie de eventos que se han sucedido en el tiempo, la ciudad está sufriendo lo que describen los profesores James Q. Wilson y George L. Kelling en la “Teoría del Síndrome de la Ventana Rota” publicada en 1982 que describe que “la existencia de ligeras violaciones de las normas y leyes, delitos “menores”, actitudes antisociales o simplemente desorden, crea un ambiente donde poco a poco van apareciendo delitos o crímenes cada vez más graves.”

Hoy, según comentó, las protecciones construidas en edificios y monumentos históricos se configuran muy agresivas para el espacio público y la ciudad en su conjunto. Lo que sumado a la invasión del comercio ambulante, a su juicio, otro vector más del síndrome de la ventana rota.

“Debemos entrar en un proceso de sanación y reconstrucción códigos de convivencia urbana, hacia una ciudad segura y amable. Este, actualmente, debería ser el proceso prioritario. Si bien no es menor en esfuerzos y cambios de paradigmas, absolutamente necesario de ser iniciado”, señaló.

Respecto a lo anterior, indicó que el primer paso sería inclinarnos a remendar la fractura en el tejido social: bajar la violencia, recuperar los respetos y normas de convivencia, y trabajando en un proceso de sanción social, pues, a su juicio, mientras no exista unidad de criterios, difícilmente podremos avanzar en las otras necesidades.

Como segundo punto agregó que se debe trabajar en un plan de mejoramiento urbano, generando normas urbanísticas dentro de un nuevo plano regulador que apunten a la calidad de vida, a mejores espacios públicos, la construcción o mejoramientos de áreas verdes y en consolidar la ciudad como humana y mana y medioambientalmente amigable.

Por último, el presidente del gremio de los Arquitectos, aseveró que se debe profundizar en una planificación centrada en los valores naturales y relacionados con el escenario natural donde nos emplazamos, acercando y normalizando la vida cerca de cerros, ríos, lagunas y el mar. “Como una estrategia para salir desde este síndrome de “Ventana Rota” hacia una comunidad, creativa, cordial, caritativa e integrada”, agregó.

Leonel Pérez, decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía UdeC“No sólo tenemos que mejorar la parte estética, sino preocuparnos de contar con una ciudad más justa”.

Claudia Hempel, arquitecto y docente de la Universidad de Concepción.“Estoy convencida que la ciudad necesita un tren subterráneo (…) entregaría rapidez en los desplazamientos”.

Claudio Arce, presidente regional del Colegio de Arquitectos. “Se debe trabajar en un plan de mejoramiento urbano, generando normas urbanísticas que apunten a la calidad de vida”. 

Sergio Baeriswyl, académico de Planificación y Desarrollo Urbano UBB. “La infraestructura es un agente esencial para facilitar el acceso a las oportunidades económicas de la ciudad”.

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