ÁLVARO SANHUEZA
Director Zona Sur Fundación Enseña Chile
El primer semestre estuvo marcado por la vuelta a la presencialidad, el aumento de la violencia escolar, el retraso de los aprendizajes sobre todo en contextos vulnerables y el agobio de los docentes para atajar este panorama.
Todo esto generó un cuadro poco alentador que con el adelanto de las vacaciones de invierno dejó inconclusas algunas reflexiones fundamentales de las comunidades educativas para afrontar esta segunda etapa del año con mayor perspectiva. Si bien el regreso a las clases presenciales era una medida urgente debido al evidente rezago de los estudiantes por la pandemia, esta acción no tuvo los resultados que muchos esperaban.
Esto se debió, en gran medida, por la poca atención de las necesidades socioemocionales de las niñas, niños y jóvenes. El escenario que vivimos la primera parte del año nos empuja a replantearnos las prioridades y objetivos de nuestras comunidades educativas. Para desafíos complejos, las respuestas no son únicas e individuales. Antes de iniciar las vacaciones de invierno, nuestros profesores tuvieron la oportunidad de reflexionar de manera colectiva sobre sus desafíos particulares.
Como resultado de esto, identificaron quiénes son los actores aliados para generar estrategias de una formación integral de sus estudiantes y así lograr la anhelada educación de calidad que nuestras niñas, niños y jóvenes merecen. Como Fundación creemos en el liderazgo colectivo como vía que propicia las mejores soluciones a los problemas de la educación.
Promover espacios colaborativos entre docentes y alumnos, atendiendo sus necesidades y articulando esfuerzos entre los distintos actores de la comunidad educativa, serán parte de las apuestas que buscaremos en nuestros profesores para generar este desarrollo integral de los estudiantes. No es tarea fácil, pero creemos en ello y sabemos los buenos resultados que estos tienen a largo plazo.