Opinión

Era previsible, y está pasando

La señal para Chile es clara: antes de cosechar, hay que sembrar. Cosechar permanentemente elimina incentivos para sembrar.

Por: Diario Concepción 23 de Febrero 2021
Fotografía: Cedida

DANIEL JIMÉNEZ
Emprendedor penquista, presidente ejecutivo del grupo Mall Connection

Lo anticipamos el 28 de diciembre de 2017 en Diario Concepción. “La evolución de esta moneda (Bitcoin) junto a otras que le siguen es de alto crecimiento, impulsado por la dispersión y volatilidad de las monedas regulares como el dólar y el euro”. En ese entonces, un Bitcoin valía 16 mil dólares. Al momento de escribir esta columna, esa moneda tiene un valor de 52 mil 627 dólares. Aumentó más de un 300% en poco más de tres años.

No defiendo la inversión en esa u otra criptomoneda. Solamente describo un escenario de cambios en la economía mundial. Lo que antes era una certeza absoluta, ya no lo es. Tesla ha declarado que parte de su patrimonio está en monedas digitales. Ha transferido parte de sus activos para criptomonedas, derrumbando paradigmas, como la protección de activos a través del oro.

Los cambios son de tal magnitud que poco se han dado cuenta. Por ejemplo, que empresas como Google, HP, Microsoft, Oracle salen del Silicon Valley, en California, para instalar sus centros de operación en Texas. El estado de California ha establecido impuestos adicionales que favorecieron el éxodo de empresas tecnológicas que han convertido a ese estado en uno de los más ricos del mundo. Si fuera un país, California sería la quinta economía del mundo. Pero está perdiendo sus grandes compañías por temas tributarios y por la falta de confianza en los destinos de la economía. Aunque sea extremadamente rico, California tiene un déficit fiscal de 50 mil millones de dólares. Con una población de 39,5 millones de habitantes, el desempleo afecta a más de 5 millones de personas. Algo no está bien, y las grandes marcas se van para Texas.

La cultura del endeudamiento fiscal y la impresión de moneda ha llevado a Estados Unidos a una crisis comparable a períodos como la caída de la bolsa en 1929 y la Segunda Guerra Mundial. La señal para Chile es clara: antes de cosechar, hay que sembrar. Cosechar permanentemente elimina incentivos para sembrar. La tentación de focalizar ingreso a gasto y no al ahorro (inversión) mata el interés por el crecimiento y promueve el éxito de empresas y capitales. Es una lección que debemos aprender.

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