Editorial

Más allá de la ley: por una real inclusión en el mundo laboral

Solo falta que las organizaciones actúen para entregar igualdad de oportunidades, con adecuaciones y apoyo, para que todas y todos puedan desempeñarse y mostrar sus capacidades.

Por: Editorial Diario Concepción 02 de Julio 2022
Fotografía: Fundación Chilena para la Discapacidad

A partir de noviembre de este año las empresas deberán atender a una nueva disposición incorporada en la Ley de Inclusión Laboral, que entró en vigencia el 1º de abril de 2018 para las firmas con 200 o más personas empleadas, y el 1º de abril de 2019 para las firmas con 100 a 199 trabajadores y trabajadoras. Esa normativa, que establece el 1% de personas con discapacidad en el total de empleados y empleadas, incluirá la obligatoriedad de tener al “gestor(a) de inclusión laboral”.

En la práctica se trata de incorporar en las filas de las organizaciones a alguien que se haga cargo de promover cambios culturales. Es decir, la normativa legal (Ley Nº 21.015) está diseñada para la promoción de una visión amplia de la inclusión, más allá del reclutamiento y selección del personal.

La actualización legislativa es más que necesaria, puesto que contratar a una persona con alguna discapacidad no transforma una empresa en inclusiva. Locales comerciales que contratan a personas con alguna discapacidad pero descuidan el mobiliario, los accesos y la señalética adecuada no utilizan recursos para una verdadera inclusión: meramente cumplen con lo que se exige por ley. El uso del sistema braille podría entregar acceso a personas sin visión. Material informativo orientado a personas mayores facilitaría su inclusión.

En término generales, la aplicación de la ley del 1% revela la ausencia de una cultura inclusiva, además de la constatación de que los servicios públicos están más al debe que las empresas privadas y tanto empresas públicas como privadas están rezagadas en términos de adaptaciones para la discapacidad. Es una realidad lamentable si consideramos que en Chile hay más de 2.600.000 personas con alguna condición de discapacidad, según cifras oficiales. De ese total, el 60% se encuentra desempleada o trabajando en la informalidad.

La inclusión trae muchos beneficios también para las empresas, puesto que las personas con discapacidad registran bajas tasas de rotación, ausentismo y accidentabilidad. A la vez, buenos índices en materia de clima laboral y motivacional en los equipos. Solo falta que las organizaciones actúen para entregar igualdad de oportunidades, con adecuaciones y apoyo, para que todas y todos puedan desempeñarse y mostrar sus capacidades.

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