Nuevas oportunidades de negocio es lo que buscan los empresarios que han sacado del bolsillo 15 mil dólares para desembarcar en Beijing. Pero se han limitado a más importaciones.
Hacer negocios con China es el sueño de 9 de cada 10 empresarios. Fue precisamente para conocer el mercado asiático, imbuirse de esa cultura y afianzar relaciones que desde hace una década realizan misiones empresariales y representantes del gobierno al país asiático, incluyendo las ferias de Cantón y Shanghai, fábricas y centros culturales. Tanto para comprar como para vender a los chinos es clave establecer relaciones de confianza y conocer algunos códigos culturales, como el “Guanxi”, un término que describe la dinámica básica de las redes de contactos e influencias personales, y que constituye un concepto central de la sociedad china.
Pues encontrar nuevas oportunidades de negocios es lo que buscan los empresarios que han sacado del bolsillo hasta 15 mil dólares para desembarcar en Beijing. Y más allá de los contactos con personas, empresas y autoridades, todos buscan una posibilidad comercial. Diversos empresarios del Bío Bío han regresado de China con nuevos proveedores en la cartera y algunos han traído equipos e implementos para sus empresas. En otras palabras, los negocios se han limitado a más importaciones. Una ejecutiva del rubro tecnológico participó de una de esas misiones y, según ella, hay una pregunta del millón: “cómo colocar nuestros productos en los mercados chinos”.
La respuesta no es sencilla. A parte conocer a detalle el mercado chino -sus gustos, valores, lo que desean y lo que desprecian-, es imperioso tener las condiciones para proveer y respetar los contratos. Economía de escala es uno de los desafíos.
Por último, y quizás lo más importante, la Región del Bío Bío debe convertir su vocación exportadora hacia productos terminados. El mantra “agregar valor” a la canasta exportadora local debe repetirse indefinidamente. Las capacidades están: en empresas, capital humano, centros de desarrollo de I+D+i y universidades.
Hacer lo contrario sería competir por precio, una estrategia equivocada para una región que busca mejorar sus estándares de ingresos y de calidad de vida. La gran cantidad del vino chileno exportado, por ejemplo, sale de Chile a granel, en containeres. Bío Bío requiere enviar casas prefabricadas, muebles, y un sin fin de productos de la madera, y no la materia prima. Lo mismo con la pesca y otros sectores. Este sí es un desafío gigante.