Resulta de extrema importancia dar los pasos siguientes de manera cuidadosa, cautelando que todos los actores político-sociales tengan posibilidades de participación real.
Las fiestas de fin de año, sin huellas visibles del fervor que producen regularmente, ya han terminado y comenzamos a avanzar en este período 2020, que se prevé complejo y enmarcado por incertidumbres que habían permanecido latentes durante las últimas décadas.
En términos económicos, ayer se conocieron cifras que muestran, durante el mes de noviembre del año pasado, una caída del 3,3%, según el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec). De acuerdo con el ministro de Economía, Lucas Palacios, estas cifras son el reflejo de los “efectos negativos” posteriores al 18 de octubre, día en que estalló la crisis social. Dicho de otra manera, a pesar de que el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, estimó una caída “más moderada” para diciembre, los efectos en las proyecciones para este año a partir de los resultados de la economía chilena durante el último trimestre no auguran la tranquilidad requerida por el gobierno, en un momento de alta sensibilidad política.
A lo anterior, se suma el hecho de que la proyección de crecimiento del país para el 2020, según palabras del mismo ministro de Hacienda, apenas alcanzaría el 1 al 1,5 por ciento.
En el mismo ámbito, se ha informado que, para este año, el precio del cobre experimentaría un alza que pondría al metal rojo en U$ 3 por libra, impulsado lo anterior en los avances comerciales entre China y Estados Unidos, situación que permitiría contar con mayores recursos estatales este 2020. Aun así, está por verse qué ocurrirá en las siguientes semanas en las relaciones entre ambos países como consecuencia de la muerte de Qasem Soleimani, ocurrida ayer viernes, considerando que las primeras notician indican a Donald Trump como responsable de la muerte de este líder iraní, en un hecho que ha producido una ola de críticas provenientes de diferentes países del mundo. Visto así, la tregua comercial que tanto costó podría romperse a poco andar y perjudicar las buenas proyecciones para Chile respecto del precio del cobre en los siguientes meses.
Desgraciadamente, desde el punto de vista político, las noticias que se han ido conociendo tampoco favorecen lo que se viene en el próximo tiempo. De acuerdo con la encuesta Pulso Ciudadano de Activa Research, correspondiente a diciembre del año pasado, la aprobación del Presidente sube levemente en relación con el mes anterior; sin embargo, continúa en niveles bajísimos, pasando de 4,6% en noviembre a 5,1% en diciembre. En tanto, la desaprobación pasa de 61,1% en octubre a 78,1% en noviembre. A ello, habría que agregar las dificultades que enfrenta el Intendente de la Región Metropolitana, próximo a ser acusado constitucionalmente a raíz del excesivo contingente de Carabineros en la llamada Plaza de la Dignidad, medida que ha sido calificada como inconstitucional por parlamentarios de la oposición. Afortunadamente, la misma encuesta muestra que los niveles de participación alcanzarían, en la consulta ciudadana programada para fines de abril de este año, alrededor del 55%, una cifra muy por sobre la media de las últimas elecciones, en las cuales no se llegaba al 40% de participación ciudadana.
Se sabe que la economía saludable de un país puede sostener un gobierno que podría carecer de apoyo popular. Dado que esto no se presenta en las posibilidades financieras del país, resulta de extrema importancia dar los pasos siguientes de manera cuidadosa, cautelando que todos los actores político-sociales tengan posibilidades de participación real.
En este sentido, el gobierno y la oposición deben mostrar capacidad de observar y considerar de la mejor forma posible las señales que se manifiestan en el Chile actual, considerando, por ejemplo, los resultados de un estudio en el cual, según un medio capitalino, se demuestra que la mayoría de los manifestantes que han ocupado la zona 0 en Santiago no pertenecen al lumpen ni son adolescentes, sino a personas con educación universitaria que no se sienten, además, interpretados por ninguna corriente político-partidista.