Editorial

Las persistentes brechas de oportunidades para la mujer en la sociedad chilena

Se ha avanzado hacia un mayor reconocimiento de sus derechos, pero frente a una inequidad de género persistente y profunda, la fuerza del movimiento feminista es la mejor prueba de que falta mucho camino por recorrer.

Por: Editorial Diario Concepción 31 de Diciembre 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Aunque desde hace mucho tiempo, la igualdad de derechos de las personas ha sido un objetivo deseable y motivo de duras luchas. Probablemente, la Revolución Francesa fue la que terminó por dejar esos derechos descritos de tal manera que, a partir de entonces, ese derecho es fundamental e inalienable. El principio básico de que las personas gozan de igualdad de derechos constituye la idea central de los derechos humanos, como un principio prioritario de no discriminación.

Mucho más tardíamente, el reconocimiento de la no discriminación de las mujeres se plasmó en la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw), aprobada en 1979. Este instrumento orientador de la protección de los derechos de las mujeres no termina de materializarse, de tal manera que sólo en fecha relativamente reciente, el año 1995, las Naciones Unidas organizó la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, cuyo producto fue la Plataforma de Acción Mundial con recomendaciones para los gobiernos, los organismos internacionales, las organizaciones no gubernamentales y otras instancias de la sociedad civil para avanzar hacia la igualdad entre hombres y mujeres.

En el último Informe GET 2018, “Género, Educación y Trabajo: Avances, contrastes y retos de tres generaciones”, se introduce el tema con una síntesis de los cambios ocurridos en el último cuarto de siglo en nuestro país en relación a las mujeres; concluyendo que las niñas de Chile se educaron más y han superado a sus pares hombres en tasa de asistencia neta a la Educación Superior.

De modo similar, las mujeres fueron asumiendo más protagonismo, ingresando masivamente al mundo del trabajo, con el persistente factor de sobrecarga de las tareas domésticas y de cuidado que siguen ocupando una parte muy importante de su tiempo, actividades que suelen tener una notable subvaloración social. Las mujeres comenzaran a proyectarse cada vez más en roles que no se limitan exclusivamente al espacio doméstico. 

Se ha avanzado hacia un mayor reconocimiento de sus derechos, pero frente a una inequidad de género persistente y profunda, la fuerza del movimiento feminista es la mejor prueba de que falta mucho camino por recorrer. Según el Informe Global sobre Brecha de Género 2017 del World Economic Forum, la igualdad de género en temas de educación está prácticamente cerrada. Chile ocupa el puesto 39 -de 144 países- en logros educativos. Sin embargo, esta igualdad no se traduce en el mundo del trabajo, ya que la inserción laboral de las mujeres, especialmente en puestos de liderazgo, sigue estando muy por debajo de la de los hombres.

Un estudio de Mujeres Empresarias informa que “sólo un 11% de los empresarios, gerentes generales y de recursos humanos que contestaron, encuentran que el tema de incorporar mujeres en los equipos es prioritario o muy prioritario. Para el resto no es tema”. Tres cifras lo ilustran elocuentemente, el nivel de equidad, según el informe global sobre brecha de género, indica que este es de 33,5% en el trabajo, 38% en roles especiales y 16% en roles de liderazgo. No puede concluirse otra cosa que existe un amplio espacio para recuperar talentos femeninos en la sociedad chilena.

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