Editorial

La necesidad de robustecer la formación ciudadana

Se requiere de acciones efectivas para tomar racionalmente las decisiones que se requieran para mejorar el destino de nuestro país.

Por: Editorial Diario Concepción 30 de Diciembre 2019
Fotografía: Raphael Sierra P.

En consecuencia con la observación de una necesidad evidente, la Universidad de Concepción desarrollará, a partir de enero próximo, un programa de Formación Ciudadana, con cuatro cursos que estarán disponibles en línea, de manera abierta y gratuita para quien desee inscribirse. Dichos cursos, relativos a Proceso Constituyente, Regionalización, Derechos Humanos y Políticas Públicas, serán dictados por los propios académicos y expertos de la casa de estudios.

Sin el debido contexto, esta iniciativa sería otra más de las que por tradición corresponde a una institución de educación superior; pero las circunstancias son otras y demandantes, que definen un marco en el cual se requiere de acciones efectivas para tomar racionalmente las decisiones que se requieran para mejorar el destino de nuestro país.

Para algunos ciudadanos, en ocasiones poco comprometidos, las manifestaciones multitudinarias de los últimos meses producen intranquilidad y asombro. Trata de encontrar una explicación al comportamiento de algunos chilenos y chilenas, que ante la frustración, la injusticia o la desigualdad reacciona con inusitada violencia, dando la impresión de que el único argumento valedero para el progreso de las aspiraciones sea justamente la agresión y la violencia, con lo cual se anula la posibilidad de otros medios.

Parte de la explicación para estos comportamientos, puede ser el desconocimiento de otras herramientas de presión social, de otras modalidades de lucha, o bien la ausencia de respeto por los esfuerzos de este país y de sus hombres y mujeres para construir una democracia sólida.

Existe un principio fundamental que no debe perderse de vista: cada nación, cuando se organiza en un Estado, define cuáles serán las reglas del juego, las que resultan de acuerdos y principios básicos que se plasman en una Constitución, que pasa a denominarse carta fundamental, en el sentido de que constituye la base sobre la cual se establece el funcionamiento de las naciones. Un documento cuya existencia sería de nula importancia si nadie lo conociera.

El proceso de cambiar esta Carta Magna no significa que la actual deje de existir y que todos los comportamientos sean válidos, pues se debe siempre propiciar el respeto cívico. Hoy, es más evidente que nunca la necesidad de impartir formación cívica como un componente curricular explícito. Los signos de esta falencia han sido el desinterés en la “res pública” y su falta de motivación para participar en las formas tradicionales de canalización de intereses públicos.

Sin saber de qué se trata, sin respetar ni reconocer las estructuras del Estado, los grupos se pueden comportar incivilizadamente. Se requiere, por tanto, claridad con respecto al papel de cada quien en el tejido social, cabal conocimiento de derechos y deberes, de normas de conducta, de la madurez suficiente como para luchar por sus ideales con todas las herramientas de la democracia, en contraste con el ataque indiscriminado y violento, que se transforma en una razón en sí mismo y que no necesariamente conduce a resultados buscados.

Junto con la respuesta a las actuales demandas sociales, tiene que formarse una nueva generación de chilenos y chilenas, con la adecuada formación ciudadana, que haga posible el progreso profundamente participativo de nuestro país.

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