Editorial

Los avances concretos de las consultas ciudadanas

Es una circunstancia que debería servir para unir a los chilenos en torno a ideales comunes, trazar las líneas para continuar con el desarrollo de la Patria y no transformarse en una nueva oportunidad para profundizar las trincheras.

Por: Editorial Diario Concepción 02 de Noviembre 2019
Fotografía: Agencia UNO

Se suele decir que es necesario recordar la historia, tal vez, porque asiste a esta advertencia una razón probada en el tiempo: la sabiduría colectiva de las experiencias previas. Estamos en una instancia que muestra una inflexión histórica, expresada en la voz de la ciudadanía chilena que ha instalado la necesidad de cambiar la manera de conducir el país, hecho que obliga a revisar cuidadosamente las metas, las prioridades, los tiempos.

La tarea posiblemente más compleja consiste en obtener la correcta y justa sumatoria de todas las demandas de cabildos o consultas ciudadanas, o una asamblea constituyente que eventualmente permita construir una nueva Constitución. Tenemos sobre el particular una experiencia cercana, que es conveniente recordar, puesto que se trata de actuar sobre la Carta Magna, el documento sobre el cual reposa la república, el andamio de nuestra identidad republicana.

Durante el anterior gobierno, las encuestas indicaban que un 76% de los chilenos estaba de acuerdo con que Chile necesita una nueva Constitución, junto a otro 60% que pensaba que este proceso era un tema “muy o bastante prioritario”.

Enfrentamos, nuevamente, esta realidad que ha sido atraída al centro de las preocupaciones a causa de las manifestaciones masivas de la ciudadanía, hasta llegar al punto que, asumida por todos los componentes del cuerpo social, no parece ya razonablemente posible quedarse al margen de esta poderosa convocatoria, ni por parte de aquellos que quisieran que todo siguiera del mismo modo ni por aquellos que no están dispuestos a transar ni una línea de un ideario doctrinario.

Es una circunstancia que debería servir para unir a las chilenas y chilenos en torno a ideales comunes, trazar las líneas para continuar con el desarrollo del país, promoviendo que el devenir se transforme en un espacio del que todos podamos sentir y constatar que se está avanzando con los grandes temas que Chile requiere con urgencia enfrentar y resolver.

Posiblemente, las dificultades pueden sortearse de manera más precisa y rápida si, por un lado, realizamos un esfuerzo mancomunado para definir y jerarquizar los problemas que necesitan abordarse de modo urgente y, por otro, producto de lo primero, los resultados que se traduzcan en una nueva Constitución recojan los tópicos que, por años, han debido aguardar para ser solucionados. De este modo, expresiones asociadas con el proceso anterior vivido pueden refrescarse si se esperaba que una nueva Constitución pudiera permitir “superar los problemas que hoy (el país) tiene en temas como educación, seguridad y salud” (67%) o “hará de Chile un país más justo y con menos desigualdades” (65%) o, por último, “permitirá que Chile sea un país desarrollado” (60%).

El tiempo no pasa en vano y, seguramente, en los últimos días ha emergido una nueva sociedad, un cambio generacional y nuevas circunstancias sociales que requieren una diferente y profunda evaluación, tanto de las demandas como de las esperanzas. En este escenario, se debe considerar que es muy posible que ninguno de los actores de la política actual tenga una idea cabal sobre qué resulta necesario hacer. De este modo, las consultas ciudadanas, adecuadamente documentadas, constituyen los insumos que podrían permitir esbozar e iniciar una carta de navegación.

Mientras tanto, es urgente aumentar la masa crítica de ciudadanas y ciudadanos que puedan opinar, con cabal conocimiento de causa, y logren con ello incentivar la participación comprometida. La discusión que se avecina requiere de sinceridad y cordura, demanda seriedad y realismo, requiere esfuerzo, generosidad y flexibilidad a fin de que mañana todos los habitantes de este país sientan que se construye una nación justa, equitativa y democrática.

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