Editorial

El impacto transversal de la crisis climática

A pesar de todo el usual coro de discursos de inspirada retórica y la propuesta urgente de la juventud ambientalista, recibida con aplausos, no hay una respuesta contundente de cambios en las políticas de protección ambiental.

Por: Editorial Diario Concepción 27 de Septiembre 2019
Fotografía: Pexels.com (cc)

La imagen que recorrió el mundo en los últimos días ha sido de mucho impacto, por mucho que algunos actores quisieran restárselo, Cientos de miles de jóvenes se movilizaron en 2.900 ciudades de 160 países de todo el mundo para exigir una acción más decidida y urgente contra el cambio climático.

La denominación de este fenómeno -cambio- debería ser en realidad crisis climática, las cifras de los indicadores son lo suficientemente graves como para identificarla de esa manera, una crisis que afecta a todo el orbe.

Como en otras instancias críticas, son los jóvenes los que han salido a la calle, inspirados por la adolescente sueca Greta Thunberg y su “cómo se atreven”, para exigir cambios en las políticas de las naciones relativas al cuidado del ambiente, los días viernes, como ha sucedido, sólo que mucho más masivamente, el vienes recién pasado, los jóvenes de Fridays For Future.

Cuatro plataformas y 300 organizaciones sociales iniciaron movilizaciones y eventos en ciudades de toda España, de parecida manera, en Bruselas, la convocatoria de organizaciones, asociaciones y sindicatos resultó en la participación de unas 15.000 personas, miles de alemanes se han manifestado en 570 actos en varias ciudades. Más de 270.000 personas en Berlín y varias decenas de miles en Colonia, Hamburgo, Múnich y Hannover. La convocatoria alcanzó a Europa, Oriente Medio y África, con multitudes en Londres, París, Bruselas, Berlín, Varsovia, Estocolmo, Helsinki, Beirut, Nairobi y Ciudad del Cabo, y en muchas ciudades estadounidenses y sudamericanas.

No es un acontecimiento casual, se inició así la Semana mundial de acción por el Clima, coincidiendo con la Cumbre de Acción Climática celebrada el lunes recién pasado, en Nueva York. Las pancartas tienen mensajes tan elocuentes como los de las protestas universitarias de París el año 1968; “Ustedes se quedaron dormidos, nosotros nos hemos despertado”, “Los vuelos de corta distancia son sólo para las abejas” o, “No existe un planeta B”.

El primer país en reaccionar con fuerza ha sido Alemania, con un acuerdo climático que podría marcar el rumbo de la mayor economía de Europa en las próximas décadas, con un aporte de 50.000 millones de euros, para abandonar la energía a partir de carbón, desarrollar energía renovable y reducir las emisiones de dióxido de carbono, entre otras iniciativas. Una encuesta reveló que el 63% de los alemanes pensaba que la lucha contra el cambio climático era más importante que el crecimiento económico.

Sin embargo, a pesar de todo el usual coro de discursos de inspirada retórica y la propuesta urgente de la juventud ambiental militante, recibida con aplausos, no tuvo una respuesta contundente de cambios sobre las políticas que ayudarían a reducir las emisiones de CO2. En efecto, si bien el número de naciones que se comprometen de alguna manera parece alto; setenta países, faltan los agentes más relevantes, al ausentarse Estados Unidos, China e India, grandes contaminadores, que claramente han optado por el desarrollo económico a cualquier precio, discrepando con los vaticinios de crisis climática.

En nuestro propio país, oficialmente comprometido con la protección del ambiente, hay señales equívocas, temas no resueltos y acciones contradictorias. Enfrentar la crisis climática no parece ser aún una prioridad, por desgracia la realidad parece tener diferentes lecturas.

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