Editorial

Las precauciones en el cuidado del recurso forestal

El factor menos visible, y tal vez el más relevante, es la actitud de las comunidades, particularmente quienes viven en la cercanía de los bosques y plantaciones. Hay grandes tareas de las empresas, pero también pequeñas tareas personales que pueden evitar la ocurrencia de focos de incendio.

Por: Editorial Diario Concepción 06 de Septiembre 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

No puede estar lejana la memoria de carreteras bloqueadas por las llamas, el daño habitacional, de cosechas frutales, el peligro de muerte de brigadistas atrapados en vorágines de fuego de curso caprichoso y veloz. La lección de todos los veranos suele ser demasiado dura.

La polémica relativa a los medios más eficientes para enfrentar emergencias de parecida naturaleza, tanto como los factores que operan en el inicio o los modos más eficientes de prevenir los incendios forestales, han sido por años motivo de polémica. Lo que sí está claro es que hay dos componentes indispensables y de igual modo complejos, el primero se refiere a la conducta irresponsable o delictiva de las personas, el siempre presente y perjudicial factor humano en la génesis de los incendios y, por otra parte, la necesidad de actuar con mucha fuerza en las medidas preventivas.

Algunas de las conclusiones posteriores al control de estas situaciones parecen adecuadas para la las iniciativas que seguramente los actores involucrados deben tener en sus programas, la primera es relativa a los tiempos, el director regional de la Conaf, el año pasado, advirtió de la necesidad de la acción pronta, aludiendo al hecho que, en tres horas, un incendio en Charrúa llegó a quemar 360 hectáreas, mientras el gerente de asuntos públicos de Arauco, acota “veinte minutos. Ese es el tiempo que tiene una brigada forestal para llegar a un incendio recién detectado… si se espera más el fuego se escapa”, lo que hace evidente contar con un sistema de detección y reacción que responda en forma casi instantánea al primer indicio de un incendio forestal. La altas temperaturas y el viento son igualmente factores de aceleración, dos variables frecuentes en nuestra región, aun así es dable observar que en eventos pasado, se perdió un tiempo valioso en acudir a los sitos amagados, con los negativos resultados esperables.

Según la información de la Corporación de la Madera, las inversiones en recurso humano y de material son considerables, el año pasado hubo en el sector privado alrededor de 2.700 personas y 49 aeronaves, incluyendo dos helicópteros pesados con capacidad de combate similar a los grandes aviones tanque en una temporada anterior.

Sin embargo, el factor menos visible, y tal vez el más relevante, es la actitud de las personas, de cada uno de los ciudadanos, particularmente aquellos que viven en la cercanía de los bosques y plantaciones. Hay grandes tareas de las empresas, pero también pequeñas tareas de cuidado de los particulares, que pueden evitar la ocurrencia de focos de incendio. Es necesario traerlo de nuevo a la conciencia y actuar cada quien en su esfera de influencia, para evitar transformarse en un agente responsable de tamañas catástrofes, una llamada de atención a turistas, visitantes y a todos aquellos en las cercanías de áreas boscosas o pastizales, conjuntos habitacionales rodeados de vegetación o sitios de acúmulos de materiales fácilmente combustibles.

Renovar las recomendaciones de prudencia en roces o utilización de fuego en sectores abiertos. Hay que dar una mirada al entorno, el riesgo puede ser atenuado con el aporte de todos.

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