Edición Especial

¿Por qué ahora, y por qué este virus?

Lo que sucede hoy no es un hecho aislado. En la historia, hay varios casos de enfermedades que atacaron profundamente a la humanidad. Y pese a que hubo señales de alerta, lo cierto es que resulta casi imposible anticipar con certeza una situación como la que vive hoy el mundo.

Por: Ricardo Cárcamo 14 de Junio 2020
Fotografía: Cedida

“Hay una amenaza muy real de una pandemia, de largo alcance y alta letalidad, causada por un patógeno respiratorio. El mundo no está preparado para enfrentarla”. En septiembre de 2019, el informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias, titulado “Un mundo en peligro”, ya advertía lo que se venía. Tal como meses más tarde lo hizo Li Wenliang, médico chino que empezó a enviar mensajes a sus colegas y compartir información de un virus que le parecía podría ser mortal. Pero la policía le dijo que “dejara de hacer comentarios falsos” y fue investigado por “propagar rumores”.

Más allá de eso, lo cierto es que hay coincidencia en que es muy difícil prever una pandemia como la que aqueja hoy al mundo. “Existen un millón y medio de virus en la vida salvaje que aún no se conocen, y cualquiera de ellos podría afectar a la humanidad a futuro”, aseguró el doctor Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, en abril de 2019. Una crisis planetaria que partió en diciembre del año pasado y que en nuestra Región se apresta a cumplir 100 días desde que se produjo el primer caso.

El origen del virus

Varias teorías se han mencionado sobre cómo partió el coronavirus. Se trata de un virus zoonótico, es decir, saltó de un animal a un humano y se cree que en este caso pudo haber mutado en otro murciélago o que saltó a otra especie antes del humano, como un pangolín, una serpiente o un pescado.

Marcelo Villagrán, doctor en Biología Celular y Molecular, y académico de la Facultad de Medicina de la Ucsc, comentó que “primeramente, se ha descartado haya surgido en la actualidad debido a una manipulación premeditada en el laboratorio, para crear un virus de mayor infectividad. Según los análisis publicados por expertos en el área, el virus que causa Covid-19 (Sars-CoV-2), se originó por traspaso de un virus propio de los murciélagos hacia los humanos, pero luego habría ocurrido un proceso de selección natural del virus, mediante su transmisión de una persona a otra sin manifestar la enfermedad, hasta que, posteriormente, habría adquirido sus características actuales. En este sentido, el alto grado de concentración de personas en las ciudades y el acceso cada vez más frecuente a vuelos internacionales, pudieron haber contribuido a acelerar este proceso”.

Hay siete tipos de coronavirus que infectan a humanos y los que más han afectado previamente fueron el Sars (2002) y el Mers (2012). Ambos causaron pánico en el mundo, pero en un corto tiempo. De todas maneras, alertaron que había cosas para las cuales la humanidad no está bien preparada.En el caso del primero, surgió en un mercado de animales vivos en China y no había ni tratamiento ni vacunas. Fue menos peligroso por su letalidad: según datos de la Organización Mundial de la Salud (2003), se contagiaron 8 mil personas, en al menos 29 países, y 774 murieron.

El Mers, se trata de una epidemia que sigue activa y hasta la fecha se han declarado 2.494 casos y 854 fallecimientos, la mayoría en el Golfo Pérsico. Y lo ocurrido con el Sars llevó a que científicos del grupo EcoHealth Alliance a trabajar con murciélagos en cuevas del sur de China. La idea era ir “marcando” los virus que podían saltar más fácilmente a los humanos. Cuando pasaba, lanzaban alertas y el gobierno de China trataba de reducir la exposición a ese virus. Han encontrado cientos de coronavirus, los marcan según su grado de riesgo y de acuerdo a la similitud con otros que ya infectan a los humanos. Hace unos años descubrieron uno que llamaron “coronavirus de murciélagos RaTG13”, que quedó calificado como de bajo riesgo. Sin embargo, científicos secuenciaron el genoma del virus de la Covid-19 y era en un 96% idéntico.

“El objetivo de ir a las cuevas de China era encontrar virus relacionados con el Sars. No creíamos que pudiera pasar a la gente (RaTG13), no parecía un peligro claro, por desgracia”, declaró Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance.

Los coronavirus están presentes en varios continentes y muestran una alta diversidad correlacionada con la diversidad de murciélagos. Además, las filogenias comparadas sugieren que coronavirus y murciélagos llevan coevolucionando mucho tiempo. Los virus tipo Sars (Sarbecovirus) están presentes de forma característica en dos familias de murciélagos de herradura que se extienden desde Asia y la región paleártica a África, pero sin alcanzar América. Por ello, la introducción del Sars-CoV-2 en nuestro continente y en Europa, por ejemplo, fue por el ser humano.

Marcelo Villagrán indicó que “en general, los virus se caracterizan por realizar, espontáneamente, mutaciones en su material genético, las que van modificando sus propiedades. Particularmente el Sars-CoV-2 presenta mayor tendencia a realizar mutaciones en la región que codifica para las proteínas espículas (spike) localizadas en su superficie. Estas proteínas son responsables de la unión del virus al receptor de ACE (Enzima convertidora de angiotensina) y posterior entrada del virus al organismo. Una de las mutaciones del virus en las proteínas espícula aumentó ostensiblemente la capacidad de unión del virus, conduciendo a aumentar su infectividad. Por lo tanto, la región de mayor variabilidad del Sars-CoV-2, localizada en las espículas, parece ser una propiedad particular que contribuyó a la situación actual”.

¿Qué falló?

Señales hubo sobre el peligro que acechaba a la humanidad. Aparte de lo mencionado al comienzo de esta nota, en marzo de 2019, la Organización Mundial de Salud (OMS) presentó la Estrategia Mundial contra la Gripe 2019-2030 para proteger a las personas de todos los países de la amenaza de esta enfermedad. Los objetivos de la estrategia son prevenir la gripe estacional, evitar que se propague de los animales a los seres humanos y prepararse para la próxima pandemia.

Más en detalle, apuntaba a dos cosas: fortalecer las capacidades nacionales de vigilancia y respuesta, de prevención y tratamiento, y de preparación. Para lograrlo, cada país debe elaborar un programa específico adaptado a sus necesidades que contribuya a la preparación nacional y mundial, y a la seguridad sanitaria;y también crear mejores instrumentos de alcance mundial para prevenir, detectar, controlar y tratar la gripe, como vacunas, antivirales y tratamientos más eficaces, con el fin de garantizar que todos los países tengan acceso a ellos.

Mucho antes, en 2005, la misma OMS entregó una plan de regulación, donde se incluía cómo prepararse para una pandemia y que en caso de ocurrir cada país que detectara un brote debía avisar a la OMS. 196 países lo firmaron, pero ninguno lo ha cumplido.

Independiente de ello, es muy complicado poder pronosticar cuándo vendrá una situación como la actual. “La Covid-19 surgió en un proceso natural ocurrido de manera aleatoria y es difícil haber predicho su aparición y haberse anticipado investigando estrategias específicas para contener este virus. Quizás pudo haberse avanzado más en áreas generales para contención de enfermedades respiratorias, como mejoras en la eficiencia y usabilidad de los elementos de protección personal”, indicó el doctor Marcelo Villagrán.

Al respecto, el académico de la Facultad de Medicina de la Ucsc agregó que “sin embargo, también hay que reconocer que contamos con importantes herramientas que nos están permitiendo sobrellevar esta pandemia, como la capacidad de realizar diagnóstico masivo de Covid-19, lo que hace 10 años hubiese sido muchísimo más lento. Esto último es el fruto del desarrollo científico-tecnológico del país, que obviamente no fue pensado para enfrentar esta situación, pero nos está enseñando que tener un desarrollo en esta área nos puede ayudar de manera impensada en momentos de crisis”.

En donde sí se ha coincidido, a nivel general, es que las medidas de confinamiento y cuarentenas no se tomaron, en algunos países, con la urgencia requerida. En China, por ejemplo, se estima que si se hubiera escuchado al doctor Li Wenliang, se habrían “ganado” tres semanas.Si se hubiese hecho, estudios aseguran que el número de contagiados en esa nación pudo reducirse en un 95%.

Isidoro Valenzuela M.

Experiencias previas

Los mencionados Sars y Mers fueron antecedentes importantes a lo que ocurre. Sin embargo, en la historia han existido otras pandemias que han generado graves consecuencias. Y para que un virus llegue a denominarse de esa manera, se deben cumplir con dos condiciones centrales: encontrar un equilibrio extraordinario entre la capacidad de contagiar y su letalidad.

La gripe de 1918-1919, de acuerdo a un estudio de Evolution, Medicine and Public Health de 2018, contagió a una de cada tres personas en el mundo, y mató entre el 3 y 20% de los contagiados. En su origen, pasó algo similar a lo del actual coronavirus, en una granja de Kansas. Científicos creen que la pandemia pudo comenzar cuando un humano y un ave, con gripe, se encontraron con el mismo cerdo. La gripe aviar no podía infectar a los humanos, ni la humana a las aves, entonces se cree que células del cerdo, ambas, se combinaron y crearon un virus zoonótico.

En esa oportunidad, también, se vio algo similar a lo que se cuestiona hoy. En Saint Louis, cerraron rápido escuelas y lugares públicos, se prohibieron eventos masivos. En Filadelfia, hubo desfiles y se notó en la letalidad que alcanzó la gripe en ambas ciudades.

Luego, puede mencionarse la viruela. Se desconoce su origen, pero existen evidencias de su existencia en una época muy temprana.​ La enfermedad se propagó a lo largo de la historia a través de brotes periódicos: en la Europa del siglo XVIII, se estima que unas 400.000 personas morían cada año y un tercio de los supervivientes desarrollaba ceguera.

Además, se estima que sólo en el siglo XX mató hasta 300 millones de personas y a 500 millones en sus últimos 100 años de existencia.​ En 1967, apenas una década antes de su último registro, se registraron 15 millones de casos. Se cree que mató al 30% de quienes la contrajeron y era muy contagiosa. En 1980, gracias a una vacunación masiva, se consideró como el primer virus erradicado del mundo.

Otro caso fue el Ébola. El virus se detectó por vez primera en 1976 en dos brotes simultáneos en Nzara (hoy Sudán del Sur) y Yambuku (República Democrática del Congo). Sin embargo, el de 2014-2016, en África Occidental, fue el más extenso y complejo desde que se descubrió. Hubo más casos y más muertes en este brote que en todos los demás juntos. Además, se extendió a diferentes países: empezó en Guinea y después se propagó a través de las fronteras terrestres a Sierra Leona y Liberia.

¿Volverá a pasar?

Existen lugares propicios para que la aparición de nuevos virus, que puedan saltar a los humanos, como el fin de un bosque tropical o lugares con condiciones similares donde se construyan viviendas o hayan trabajos con humanos de forma permanente.

Hay gente que también va a cazar a lugares inhóspitos o pueden existir granjas donde de los murciélagos, por ejemplo, pase un virus a un cerdo. Otro factor importante es la deforestación, que hace que el contacto de población humana con animales salvajes sea más frecuente. Y más allá de eso, hay que tener un dato presente: la naturaleza es la mayor “bioterrorista”, siempre habrá cosas que sorprendan y encuentren a la humanidad con la guardia baja.

Etiquetas