La Fiscalía Nacional Económica recomendó en un reciente informe que se debe reformar estructuralmente el sector para así aumentar la competencia de precios. Esto traería consigo una disminución del costo de los remedios. Además, se constató que el 80% de los insumos que se venden en Chile no tiene su bioequivalente.
Una de las demandas sociales más sentidas y antiguas se relaciona con el alto precio de los medicamentos que deben afrontar los chilenos, en circunstancias que en el extranjero se pueden encontrar hasta tres veces más baratos.
Por ejemplo, hoy la Astorvastatina (medicamento utilizado para tratar la hipercolesterolemia) se vende en las cadenas de farmacias a poco más de 54 mil pesos. El mismo fármaco en versión bioequivalente se comercializa a 9 mil pesos, mientras que la Central Nacional de Abastecimiento (Cenabast, entidad pública dependiente del Minsal que hace compras de alto volumen a precios preferenciales a laboratorios) la adquiere a dos mil pesos, algo así como un 75% menos que el primer ejemplo.
Ahora, ¿qué pasaría si todas las farmacias del país contaran con esos medicamentos al precio que compra Cenabast y los vendieran a los clientes a poco más de ese valor? Ese es el objetivo que está detrás del proyecto –iniciado en mensaje- que autoriza la intermediación de medicamentos por parte de Cenabast a almacenes farmacéuticos y farmacias privadas.
Los integrantes de la Comisión de Salud del Senado conocieron la iniciativa en segundo trámite y coincidieron en la necesidad de reducir el gasto de bolsillo de medicamentos de la ciudadanía, aprovechando el poder de compra de Cenabast. De igual forma se dejó constancia de la urgencia de modernizar este organismo considerando el presupuesto que tiene provisionado en el erario fiscal y las nuevas atribuciones que se le entregan.
El 20 de noviembre se elevó un informe elaborado por la Fiscalía Nacional Económica (FNE). Se trata de un estudio de mercado realizado a los medicamentos, en el que se recomienda reformar estructuralmente el sector para así aumentar la competencia de precios, lo que a su vez tendría como consecuencia una baja en el valor de los medicamentos.
“Los medicamentos son un bien de primera necesidad y es urgente adoptar medidas que permitan a la población acceder a ellos a un menor precio. Eso se logra mediante una regulación que promueva más competencia en este mercado”, señaló el fiscal Nacional Económico, Ricardo Riesco, en el texto.
Según la investigación, el “80% de los medicamentos inscritos en Chile aún no tienen alternativas bioequivalentes”, mientras que los laboratorios realizan inversiones superiores a 200 millones de dólares al año para promover sus marcas entre los médicos, quienes recetan tales productos a sus pacientes en vez de otras alternativas técnicamente equivalentes y más baratas.
Para el economista de la UDD, Carlos Smith, este proyecto va en la línea correcta ya que lograría bajar el precio de una parte importante de los remedios más comprados, en el corto plazo. Sin embargo, advirtió, los cambios que el mercado necesita, lo dice claramente el informe de la FNE, es generar las condiciones necesarias para fomentar la competencia. “Si se logra este objetivo, los precios van a caer por sí solos. Es por esto que es importante que los legisladores se asesoren de forma correcta ya que, si no es así, se puede caer en la tentación de sobre regular el mercado o, peor aún, caer en la fijación de precios”.
No obstante, para el ingeniero Civil Industrial y magíster en Finanzas, y académico de Ingeniería Comercial USS, Gonzalo Chávez, el problema no es un tema de costos; es un problema de mercado. “Una de las características esenciales de un mercado competitivo es que existen muchos oferentes y que se transa un bien homogéneo. Esto no se puede cumplir con tres grandes cadenas de farmacias vendiendo productos diferenciados. Los márgenes del negocio sólo se explican con un gigantesco poder de mercado”, aseguró.