Economía y Negocios

Fuentes de Piedra construye edificios por $10.000 millones en ex Lozapenco

A diferencia de Tomé, donde se apoyó la declaración de Monumento Histórico a la Fábrica Bellavista Oveja, en esta comuna no hubo mayor resistencia al desarrollo inmobiliario.

Por: Felipe Placencia 14 de Agosto 2018
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Fue en diciembre de 2015 cuando la Inmobiliaria Fuentes de Piedra inició las demoliciones de los restos de la antigua Fábrica de Lozapenco y que mucho antes correspondía a la ex Refinería de Azúcar Crav.

A simple vista se ven los avances. La totalidad de la propuesta consiste en un condominio de 19 edificios que contendrán un total de 380 departamentos. Cada uno tendrá cinco pisos con cuatro hogares por planta.

La inversión total es de US$ 15,8 millones, que en dinero nacional alcanza los $10.000 millones.

El proyecto está ubicado en O’Higgins 100 y cuenta con una superficie de 19.509 metros cuadrados.

Según constan los documentos ingresados al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental del SEA Bío Bío, para los inversionistas el objetivo primordial es “atender la demanda habitacional de la comuna de Penco”.

Y lo hacen en un sector céntrico y estratégico que vendrá a revitalizar la ciudad, generando un polo de atracción muy atractivo para el comercio.

Oportunidad

Es por ello que el enfoque está dirigido tanto para sectores vulnerables como medios, “acogiéndose al DFL2, a la Ley 19.537 de copropiedad inmobiliaria y al Subsidio del DS 19 del Programa de Integración Social y Territorial del Ministerio de Vivienda y Urbanismo”, detalló la empresa al SEA Bío Bío.

De las 380 viviendas, 97 estarán destinados para las familias de escasos recursos y 283 para la clase media.

Igualmente, las obras contemplan “espacios destinados a áreas verdes, equipamiento, vialidad y sistemas de saneamiento”, indicó el representante legal, Jorge Brito Nachmann, en la Declaración de Impacto Ambiental entregado al servicio competente en junio de este año, encontrándose en proceso de calificación.

Parangón

En Penco, a diferencia de Tomé, no hubo mayor resistencia a la iniciativa en una zona con carga histórica.

En la comuna vecina Bellavista Oveja fue declarado Monumento Histórico, con amplio apoyo ciudadano y también con detractores.

Previamente, Juan Carlos Sabat pidió cambiar el uso de suelo al Municipio (cuando era alcaldesa Ivonne Rivas) para uso residencial, comercio y servicio.

El objetivo era levantar frente a la playa departamentos de dos a tres dormitorios, dirigido a profesionales y emprendedores de ingresos medios a superiores.

Los dueños propusieron conservar las fachadas y el famoso reloj. Fue en medio de esta propuesta cuando nació la Mesa Ciudadana por el Patrimonio de Tomé.

El recibimiento municipal fue tibio y cobró fuerza en la ciudadanía la idea de que las dependencias fueran “protegidas”, lo que finalmente se concretó en 2016 y ratificado en 2017.

Así, entonces, el nuevo barrio residencial quedó sepultado junto con el stripcenter (centro comercial) con el que se buscaba potenciar aún más un sector que en verano es netamente turístico.

El actual gerente de operaciones Bellavista Oveja Tomé, Luis Bartoli, ha asegurado que la nominación es una suerte de cruz con la que hoy cargan.

“Los bancos nos sacaron la silla y nos caímos sentados en el suelo. Esa es la realidad. La ley es maléfica. Nosotros tenemos que mantener el edificio a gusto y piacere de la gente, y esto cuesta plata”, dijo hace unos días Bartoli a Diario Concepción.

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