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Entrenador: una figura siempre bajo la lupa y con mucha presión

En los deportes colectivos, y sobre todo en disciplinas como el fútbol a nivel profesional, su trabajo está supeditado a resultados, y cuando no se dan ello puede generar tensión entre el técnico y sus dirigidos. Sin embargo, hay veces en que los propios atletas alaban el trabajo de su DT, pero no se consiguen éxitos. ¿Qué espera un jugador o un deportista de un entrenador? ¿De qué manera quien encabeza un grupo puede transmitir bien su mensaje y lograr credibilidad y confianza? Voces consultadas aseguran que si bien hay una multiplicidad de factores, existen dos palabras que nunca deben faltar en esta relación: confianza y respeto mutuo.

Fotografía: Raphael Sierra P.

Cinco partidos duró Claudio Rojas en la dirección técnica de Deportes Concepción. Cuatro derrotas consecutivas en Segunda terminaron gatillando su salida, y más allá de los resultados el camarín estaba quebrado, con una relación tensa entre DT y plantel. Sin embargo, pese a esos pésimos números, a los días firmó en Santiago Morning, una división más arriba.

Por el contrario, en Fernández Vial, su clásico rival, Jonathan Orellana, entrenador que llegó en medio de una profunda crisis institucional, ya le dio un estilo de juego a un equipo armado sobre la hora y poco presupuesto. Y más allá de eso, ha conseguido buenos resultados, pues el equipo ya suma siete fechas sin perder y el sábado le ganó 3-1 a Valdivia como visita.

Dos realidades opuestas, pero que reflejan un mismo tema: la importancia de la figura del entrenador en los deportes colectivos, lo que se acrecienta más aun en disciplinas como el fútbol profesional, donde la presión y los resultados terminan siendo claves, más allá que un técnico pueda desarrollar una buena labor. Si no hay triunfos, lo más probable es que igual termine saliendo.

Ello cambia en otras disciplinas, sobre todo amateur, donde los objetivos son otros, asociados al presupuesto y también al tiempo que se le pueda dedicar a un determinado deporte. Independiente de eso, el entrenador siempre será la cabeza del grupo y con distintas herramientas debe tratar de impregnar a sus dirigidos con su mensaje y metodología para que vayan en pos de los objetivos planteados. Independiente del equipo o club que se trate, voces consultadas aseguran que hay dos cosas claves para lograr avanzar: confianza y respeto mutuo.

En el fútbol

Por su popularidad, es el deporte más expuesto y donde, en la mayoría de los casos, tener resultados es clave. Víctor Merello lo vivió desde las dos veredas, pues fue un destacado futbolista y luego ha trabajado como entrenador.

“He estado en ambos lados del camarín y los dos entienden perfectamente cuando hay situaciones que no dan para más. Ahora, cuando pasan tres o cuatro fechas y sacan un técnico es algo que no tiene sentido. Es arrepentirse de una elección que hacen los propios dirigentes y debe hacerse después de un análisis más profundo. Cuatro fechas no sirven para medir hasta dónde puede llegar un trabajo, estás recién en una parte de ese proceso, más allá de que uno sabe que en fútbol no hay mucho tiempo ni paciencia”, dijo.

Además, agregó que “el técnico también se da cuenta después de algunos partidos, sobre todo cuando no armó el plantel y después de probar hartas cosas, que quizás no tiene la materia prima que necesita o que no hay respuesta del otro lado. A los jugadores debes reforzarle sus características, conociendo sus limitaciones, pero debe haber credibilidad para que te respondan. No soy de ese estilo paternal con los jugadores, pero tampoco hay que llegar con el látigo, como se dice. Se trata de que te respeten y cuando uno fue jugador también sabe lo que es y no es en un camarín”.

Merello mencionó también que “hay camarines donde la opinión de los jugadores de trayectoria pesa y mucho. Por eso muchas veces se buscan técnicos con carácter, hay que manejar eso. No ocurre lo mismo con estos planteles jóvenes de Segunda o Tercera, donde son más inexpertos, quieren jugar, no me los imagino haciendo la cama. ¿Si lo he visto? No que yo sepa, pero cuando ves un equipo que no corre ni suma puntos y cambia de técnico y todos andan volando, puedes pensar que algo raro hubo. Igual es especular, en una de esas simplemente querían mostrarse con el nuevo entrenador”.

Viviana Torres, ex jugadora de Fernández Vial, UdeC y la selección chilena, indicó que “no hay un número exacto de partidos donde una pueda decir que un técnico debe salir, pero sí muchas señales. Cuando ya lleva mucho tiempo y los resultados no se dan y el nivel de juego tampoco mejora, hay que cambiar. Ahí es tarea de los dirigentes evaluar y buscar una alternativa mejor. También es cierto que hay camarines más pesados, con jugadores más cabrones y, en general, en un plantel son todos muy distintos y hay que tener ese manejo para que todos te hagan caso y te crean. Me ha tocado equipos que con casi las mismas jugadoras cambias de entrenador y funciona todo muy distinto. Debe ser porque llegan con otra metodología y con un sistema de juego que se acomoda más a lo que hay. Hay técnicos que su idea no funciona tan bien con un grupo de jugadoras y tal vez con otro sí”.

“Vivi” añadió que “en el camarín te das cuenta cuando la cosa ya no está funcionando y se empieza a hablar con las compañeras. Lo ideal es poder plantearle esas cosas al técnico, que se genere ese espacio para hablar. A mí me ha tocado esa situación y con entrenadores súper receptivos. Es bueno escuchar al plantel, poder decir que algo es incómodo, que quizás no estás de acuerdo con algo y lo importante es cómo lo dices. Si vas con respeto, generalmente se da bien del otro lado. Creo que el 50% del éxito de un equipo pasa por el respeto y la química entre el técnico y las jugadoras. Si hay credibilidad la entrega es total”.

En otras disciplinas

Raúl Umaña, entrenador de balonmano del programa Promesas Chile y en Deportes Concepción, señaló que “la elección de un entrenador nunca es fácil. Uno se ilusiona, pone confianza, pero lograr resultados siempre tiene algunas variables que son casi imposibles de manejar. Lo que debe tener claro una institución es cuál es su objetivo, su meta, lo que quiere lograr, para desde ahí partir la búsqueda de una persona que calce con el perfil. Es lo mismo que una descripción de cargo en cualquier empresa”.
En esa línea, agregó que “en ese proceso, hay que ver si quieres tener resultados en categorías formativas, alguien que prepare a un equipo para el alto rendimiento, ser campeón de algún torneo de relevancia, tener un gran número de jugadores. Son varios los objetivos que se le pueden poner a un entrenador”.

Sobre cómo transmitir el mensaje, Umaña aseguró que “tiene que ver con la personalidad de cada entrenador, los liderazgos y la forma de comunicar. Lo que sí tiene que existir siempre es mucha confianza en esta relación de técnico y jugadores, es la única forma que el deportista crea en lo que el entrenador le está transmitiendo. Pasa muchas veces que un deportista tiene experiencias con diferentes DT y eso hace que inevitablemente se empiece a comparar una mano con otra. Te podría decir que, en general, los técnicos en casi todos los deportes no es que enseñen cosas muy distintas o descubran una metodología nueva, ya está todo de alguna forma conocido”.

Además, destacó que “lo otro importante es que el técnico debe conocer muy bien la historia de cada jugador: cómo piensa, cómo siente, cómo vive el deporte. Cuáles son sus problemas familiares, las cosas que lo entretienen, su círculo de amistades. Es como en la familia, un papá o una mamá tiene que conocer muy bien a sus hijos para guiarlos, ayudarlos a crecer, acá es lo mismo. En esa dinámica es cuando se establecen lealtades, lazos de confianza  para desarrollar un buen trabajo”.

Margarita Masías es atleta y también entrenadora de esta disciplina. A su juicio, “en primer lugar, es muy importante entregar confianza a la persona que estás entrenando o vas a dirigir, ser transparente. Eso se hace demostrando conocimiento y que confías en su progreso, en sus capacidades y en que puede mejorar y lograr sus objetivos. También la sinceridad en cuanto a las metas que se pueden conseguir”.

En ese sentido, añadió que “también siento que debe haber respeto, paciencia, buena comunicación son claves. Van a haber momentos de desacuerdo o donde se necesitará entender más de la planificación. Paciencia igual de ambos lados para cuando no se den los resultados, y espero en todos los sentidos. Eso es fundamental en las relaciones de confianza, hay que saber tener el respeto que se merece la relación entre el entrenador y su atleta. A veces, es fácil que acerque a la delgada línea donde es fácil que alguna de las dos partes se falte el respeto y no se dé cuenta”.

Jorge Facchini, jefe de la rama de vóleibol del Deportivo Alemán, afirmó que “hay situaciones y situaciones. Si hablamos de un estado ideal, conocimiento y experiencia son importantes, no es fácil encontrar ambas. El conocimiento y la formación son relevantes, y la experiencia se va adquiriendo con el tiempo. El conocimiento le da al entrenador un liderazgo ante el grupo. Indudablemente, no es lo mismo un técnico para una división inferior que para un equipo de liga nacional. En el primer caso, la comunicación, la capacidad de convocar y de hacer es más importante que ciertos conocimientos tácticos que sí son relevantes para un equipo de liga. Al fin y al cabo, el liderazgo se establece a partir de que los jugadores le crean”.

¿Por qué a veces no se dan resultados aunque ello se cumpla? Facchini dijo que “creo que someter la evaluación de un entrenador solamente a los resultados…Si es así, vamos al fracaso. El resultado es una parte de los parámetros, la comunicación, el manejo o el liderazgo a través del conocimiento y la comunicación son importantes, y sobre todo también su método a partir de sus conocimientos. Su planificación, su visión, el marcar el rumbo hacia donde vamos, pero debe ser fijado con parámetros e indicadores de logros ciertos. Eso convence al jugador. Si yo le digo vamos a ser campeón de Sudamérica le estoy mintiendo. Si primero establezco cómo son los rendimientos antes que los resultados, a través de parámetros de calidad, y pongo metas en base a eso indudablemente el jugador irá confiando y creciendo, hacia metas relevantes. Eso sólo lo puedo hacer a través de conocimiento”.

El técnico de vóleibol también dejó en claro las diferencias entre un ámbito amateur y uno profesional. “Cuando uno trabaja con profesionales, que reciben una remuneración y son evaluados por logros, cambia el tema, pero no todos están preparados para estar ahí. La visión pasa a ser un trabajo profesional, sin dejar de lado la pasión por el deporte, pero circulan presiones que el entrenador debe saber manejar, y seguramente lo hará si ha estado en esa posición como deportista. ¿Cómo puedo transmitir la presión por el resultado si no lo viví o lo vivencié? Es difícil”.

En cuanto a cómo nota que su mensaje le llega a sus dirigidos, Facchini aseguró que “siento que me creen cuando se expresan como uno, manifiestan el mensaje de la misma forma. Hay un estado emocional donde uno ve, en el conjunto del equipo, de disposición que si le dices ‘vamos a la guerra’, van. Eso le da al entrenador la confianza para llevar su liderazgo. Siento que hay que ser transparente, frontal, no hay que mentir, son factores que los deportistas hacen que le crean al entrenador. Quizás puede ser una propuesta muy simple, pero si es clara, precisa y lleva a que todos los deportistas puedan cumplir con sus objetivos, hace que la meta del entrenador y del conjunto llegue a destino”.

Mirada psicológica

Alexi Ponce, psicólogo deportivo y director de Go Focus, comentó que “se trata de una relación laboral la de técnico y jugadores, donde hay alguien que tiene tomar decisiones, que tiene un liderazgo y de alguna forma es el responsable que las cosas funcionen, que los objetivos se cumplan. Para eso, el técnico debe saber si las personas que tiene a su cargo son posibles de manejar, estar en esa línea. Es tan visible lo que buscan, que aunque trabajes muy bien en la semana el resultado del partido del domingo contagia, contamina todo lo que se pueda hacer”.

Además, mencionó que “el estilo de liderazgo debe acomodarse a las características del club, a las características de los deportistas y donde cada uno cumpla su rol. Los entrenadores deben ser capaces de liderar desde la estructura técnica, muchos tienen experiencia en fútbol pero no se necesitan futbolistas, y los jugadores por más que sepan de fútbol no son técnicos. Entonces, cada uno debe estar en su rol y cumplirlo de la mejor manera”.

Respecto a la importancia de los resultados para sostener un proceso, Ponce dijo que “cuando te planteas, en una actividad que dura 9, 10 meses por lo menos, tus objetivos, a veces el estar lejos de dicha meta hace que se produzcan cambios. También hay que tener paciencia, respetar decisiones. La conformación de un cuerpo técnico y de jugadores es fundamental, y trabajar para cumplir los objetivos. También falta esa capacidad para esperar y aguantar situaciones, pues el fútbol tiene a veces una lógica distinta al funcionamiento humano, pero requiere de tiempo, de procesos, de trabajo, de disciplina. Y a veces quieren que los resultados sean más rápidos de lo que se puede o simplemente cuando hay un rival que busca sus propias metas las cosas pueden ser diferentes”.

En esa misma línea, aseveró que “la lógica hace que todo sea más rápido y no siempre es posible. Ahí hay que ver la paciencia del cuerpo técnico, de los jugadores y la dirigencia es fundamental. El hincha seguirá siendo hincha, pero los otros estamentos deben tener calma”.

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