Cultura y Espectáculos

Leyla Selman, actriz, escritora y dramaturga: “Nos queda a nosotras aprovechar muy bien este momento ”

Fotografía: Carolina Echagüe M.

“Es muy difícil definirse. Lo aprendí cuando tenía una idea de mí y otros, compañeros de teatro en el tiempo de estudiar, me definieron brutalmente diferente a lo que yo creía o pensaba. Me quedé, desde ese día y hasta hoy, sin saber quién soy”. Así de sincera y a la vez profunda es la manera de verse de Leyla Selman, actriz y destacada dramaturga penquista. Dura y exigente consigo misma, aunque “no tan rigurosa como debiera, lo que me hace constantemente rozar la mediocridad, que es una de las cuestiones que más detesto en la vida”, se reconoce inquieta, de mente caótica y creativa. “Mi cabeza jamás descansa, salvo -por razones que no me explico aún-, cuando bailo música electrónica”.

El teatro apareció en su vida cuando casi entra a estudiar danza, previamente intentó otros caminos universitarios en que no logró sentirse plenamente cómoda. Ya en esta senda profesional, y teniendo a un buen primer profesor de guía -Francisco Ossa- no ha parado ni un segundo, sobre todo de escribir, “me gané unos premios y la gente de a poco me fue reconociendo hasta este momento, donde puedo yo también reconocerme como escritora. Mi mamá tenía una imaginación extraordinaria y mi papá una profundidad de pensamiento notable. Heredé de ellos lo que soy, escuché las músicas que escuchaban, además ella pintaba, era muy buena, pero se postergó por la familia…males del patriarcado“.

Más allá de su formación y autodefinición, Leyla está feliz del gran momento histórico que estamos viviendo, del cual no hay que bajar los brazos y continuar trabajando, “el patriarcado fracasó y tiene que terminar, tiene que morir el macho, no el hombre, el macho. Pero es un trabajo al que no se puede renunciar, es cotidiano y constante. Hemos sido y aún somos vulneradas, violadas, anuladas, disminuidas al estereotipo del objeto sexual. Nunca quise ser mujer, porque era estar en desventaja y no me gusta estarlo, y no quiero que nadie más lo esté… Sufrí muchas discriminaciones, demasiadas y muy temprano, demasiado duro y fuerte para contarlo en un texto que se puede leer a cualquier hora del día”.

Palabras a las que añade “pienso que mujeres y hombres no tenemos las mismas oportunidades en el teatro. Y en ningún lugar puede ser más sutil y más suave la manera de encontrar esa maldita diferencia, ese hostigamiento, pero hoy innegablemente, así en su medio se nos dio esta posibilidad, se le da a la mujer la chance de protagonizar la escena, desde todos los puntos de vista. Nos queda a nosotras aprovechar muy bien este momento, que ocurra lo que tiene que ocurrir, igualdad y muerte de la vieja estructura. No podemos descansar ni un minuto”.

Por último, y no menos relevante, el desafío principal para alcanzar la equidad de género “es que no hay que detenernos hasta que sea real. Es increíble cómo se va creando conciencia, poco a poco, a algunas y algunos les cuesta más, otros son tan veloces. Lo importante es no abandonar el espíritu de emancipación, porque hay que renunciar a lo que hemos sido, al principio no lo ves, no quieres verlo, pero después que lo haces es maravilloso”.

Etiquetas