La directora contó detalles sobre su ópera prima “El despertar de Camila”, que esta semana se estrenó en Cineplanet de Concepción y que es distribuida por Cinetopia. El filme trata, a grandes rasgos, sobre una adolescente que sufre un accidente cerebrovascular y que debe atravesar un largo camino para poder superarlo.
Inspirada en el caso de Nicole Duarte Matus, quien a los 17 años sufrió un accidente cerebrovascular, la película “El despertar de Camila”, estrenada el jueves pasado en Cineplanet de Concepción, retrata las experiencias de una joven que se rehúsa a paralizar su vida a pesar de las circunstancias.
“Es una propuesta distinta a lo que se ha visto en el cine chileno con anterioridad. Si bien toca un tema bien profundo, es una película con mucho humor, es una mezcla de géneros. En el fondo cuenta cómo una adolescente -Francisca Walker como Camila– que de alguna manera siempre tuvo todo, que era muy exitosa, tiene que volver a caminar, hablar y más”, detalló Rosario Jiménez-Gili, directora del film.
La realizadora audiovisual, que debuta en los largometrajes, destacó que a lo largo del film se tocan diversos temas, siendo el humor un factor clave. “Las personas que han ido a verla la siguen de comienzo a fin con mucho entusiasmo, ya que tiene diversos giros inesperados. Trata varios temas complejos y muy contingentes, como lo es, por ejemplo, el accidente cerebrovascular adolescente en mujeres, que es la primera causa de muerte en nuestro país. También toca la sexualidad en la adolescencia, más aún cuando está presente la discapacidad”, dijo.
Respecto del porqué profundizó en esta temática en particular, Jiménez explicó que “vengo del mundo del video arte y estaba trabajando el tema de la construcción de la identidad de una manera como de la autobiografía. Tuve una educación religiosa muy potente, donde el tema de la culpa para mí era algo que me afectaba mucho a la hora de saber quién era yo, cómo relacionarme con mi cuerpo, cómo asumir la sexualidad de manera natural, me sentía un poco como en una cárcel. De alguna manera cuando quise llevar esto a la pantalla no quise hacer algo como tan autorreferente, y encontré en el accidente cerebrovascular como una metáfora bien visible de lo que a mí también me pasaba”.
Añadió que “al mismo tiempo, pude encontrar en la historia de Nicole un montón de cosas interesantes que hablan de un conflicto de un antes y un después. De cómo era esta niña antes y cómo fue después, de cómo tuvo que crecer abriéndose camino encontrándose con lo distinto, de cómo sale de este cascarón por el accidente”.
Un trabajo largo que se extendió por cerca de seis años, partiendo desde el guion, pasando por el montaje, conseguir financiamiento para la posproducción de manera óptima -etapa en que se involucró la Fundación Nacional de la Discapacidad y la Corporación Cultural de las Condes, y que se realizó finalmente en Filmosonido-, hasta culminar en el estreno de la cinta.
“En este proceso tomé conciencia de la gente que sufre este tipo de accidentes, que quedan en un terreno de nadie, están como invisibilizados. Cuando elegí el tema no tenía la conciencia de sus implicancias sociales, me di cuenta después. Por ejemplo, necesité ayuda para terminar la película y busqué algunas fundaciones que me pudieran apoyar a postular a fondos, y no las hay. A nivel país estamos un poco al debe respecto”, aseguró.