La ganadora de 6 premios Oscar marca un antes y un después del género de cintas musicales.
La ganadora de 6 premios Oscar marca un antes y un después del género de cintas musicales.
Javiera Andrade
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Esta historia de amor del director y guionista revelación de los últimos 5 años, Damien Chazelle, viene a consolidarlo como la promesa del cine norteamericano.
"La La Land" es todo un canto a la acción continua y al ilusionismo escénico. Si la viste, debes haberlo captado, y si aún no lo haces, prepárate para estar ante una recuperación de la alquimia formal del musical tradicional.
Desde las primeras escenas es sumergirte en un deja vú de clásicos. Sin embargo, a pesar de la inmensa influencia y recolección de ideas basadas en antiguos musicales como "Singing in the rain", "The West Side Story", Funny Face" e incluso "Mouling Rouge" y "Grease"; con coreografías desarrolladas en perfectos planos secuencia al estilo "Birdman", ha resultado en simplemente una obra de arte contemporánea.
Este neo-musical ha venido a reivindicar el género en la actualidad y sin duda es un aporte importante en materia tanto cinematográfica como en montaje, danza, música, actuación, maquillaje, fotografía y un sinnúmero más de aspectos a destacar.
Creo que inspirarse en lo grande y recoger influencias permite volver a crear maravillosas obras como "La La Land", que pienso, viene a posicionarse como parte de la línea histórica de la comedia musical.
No puedo dejar de mencionar el valor que tiene desafiar a figuras hollywoodenses más allá de su talento para la actuación y belleza. La cinta logró sacar el potencial real de Ryan Goslying y Emma Stone, con rigurosidad, extensos ensayos y aprendizajes nuevos (Goslying estuvo 6 meses en clases de piano para que las tomas de él tocando no fueran reemplazadas por un doble).
La sinergia de diversas disciplinas artísticas con un nivel más que aceptable merece todos mis respetos hacia el reparto, como hacia la credibilidad y profesionalismo de Chazelle.
El virtuosismo en la creación escénica del joven (32 años) realizador de la también premiada Whiplash, logró hacer efervescer la conocida química entre Stone y Goslying, contribuyendo a una narrativa de realismo que transporta a la mágica historia proyectada en pantalla al más clásico estilo de un Broadway del siglo XXI.
Una destacable simbiosis de arte, de tradición y modernidad. Nunca hay nada nuevo bajo el sol, pero siempre es posible sumarle un rayo para que ilumine un poco más. Ese rayo del séptimo arte para este 1er semestre 2017 para mí sin duda es "La La Land".