Muchos de los consultados pasaron por las aulas del campus penquista y, los que no, también destacaron el valor de una institución que ha bregado por el “desarrollo del espíritu” y por mantener intacta su vocación pública.
La formación de profesionales y capital humano avanzado. La creación de conocimiento, desarrollo de ciencia y transferencia de tecnología para industria y organizaciones en general. El constante aporte en innovación, a la creación de empresas y a la actividad económica. El impacto de la UdeC es transversal a todo el tejido económico y productivo. En esta edición especial, hombres y mujeres de empresa entregan su testimonio sobre la contribución de la Universidad al desarrollo del país en los últimos 100 años.
Alcaldes del Gran Concepción reconocen el impacto de la casa de estudios en sus comunas, y su contribución a la calidad de vida de sus habitantes. La Corte de Apelaciones, la Fiscalía y las policías también destacan su contribución.
La institución es parte de la comunidad. Como ella misma, ha aprendido a superar sus dificultades y ponerse de pie ante las catástrofes y la adversidad que han golpeado a la ciudad, sin faltar a sus compromisos fundacionales, a la defensa y fomento del desarrollo libre del espíritu.