Con mucha pena y sin gloria, la ruralidad del país seguirá esperando que el sentido común ilumine a las próximas generaciones.
No es el remplazo de la libre iniciativa el camino hacia el progreso, sino la colaboración. Son cientos las iniciativas privadas que con el compromiso de los gobiernos y el apoyo financiero podrían ser de impacto inconmensurable. “¿Y si aplicamos a nuestros problemas actuales la imaginación, el espíritu, la audacia y los medios que nos llevaron a la luna?”, como sugiere Mazzucato.
En experiencias como las de Medellín, Silicón Valley, Boston, Shanghái o Tel Aviv, entre otros han sido los territorios como ecosistemas colaborativos para la innovación, el desarrollo y la inventiva y desde la iniciativa local los que han logrado con base territorial constituirse en referentes de innovación para la competitividad.
El Plan Ciencia 2030 UdeC permitirá ampliar estas capacidades, acercar el trabajo Científico a las necesidades regionales y nacionales, y aumentar el impacto de la actividad científica en el desarrollo. Una ciencia del más alto nivel, como se ha venido realizando, con mayor vinculación a la comunidad y al servicio de la humanidad.
Nosotros decidiremos nuestro porvenir y no unos sujetos que muy lejos, con un absoluto desconocimiento de las realidades locales, pretenden imponernos sus “sabias” y “expertas” soluciones.