A los nativos digitales, expuestos a miles de estímulos, les será difícil entender la revolución que provocó hace 70 años el que una tira cómica nacional reflejara los distintos estamentos de la sociedad chilena con humor y sarcasmo. Tal como ocurrió con el Chavo del Ocho en México y con Mafalda en Argentina, la historieta fue una fotografía crítica de un momento de la historia de Chile y también de Latinoamérica.
El martes próximo nuestro querido pajarraco cumplirá siete décadas de vida. Como Chile está plagado de huemules, Pepo, que es de Conce, prefirió sacar del escudo al cóndor y le puso ojotas para que representara al país. Sin embargo, hubo otras razones que condicionaron las características de este clon de la idiosincrasia del ser chileno.
René Ríos Boettiger perteneció hasta su muerte al Colegio de Periodistas, fundó la Alianza de Dibujantes de Chile, ADICH y fue presidente del Círculo de Dibujantes Periodísticos. Sin embargo, también fue un gran magnate de los medios de comunicación al fundar “prestigiosos” diarios cuya fama ha traspasado generaciones.
A propósito de la Copa América de Brasil y el Mundial Femenino de Francia, la desaparecida revista Condorito dedicó muchas portadas y páginas interiores sobre la “Roja de Todos” en los últimos 60 años, para celebrar sus actuaciones y sus triunfos. Sin embargo, el pajarraco tuvo algunas feas infidelidades y todo por el vil billete.
Sebastián Ríos, nieto del maestro, señaló en su paso por Concepción, que la ciudad tiene la prioridad si es que se interesa en quedarse con esta gran colección que la familia ha cuidado diligentemente por casi un siglo.