La historia está repleta de ejemplos en que discursos incendiarios y libelos sangrientos terminan con miles de víctimas ahorcadas y fracasos absolutos, que tienden a favorecer a minorías privilegiadas.
En nuestro país, el gasto en medicamentos alcanza el 38% del desembolso en salud por persona. Una situación que demanda acciones bastante más eficientes que las emprendidas tibiamente hasta ahora.