Pasaron diez años, pero todos recordamos exactamente dónde estábamos en aquel momento. Fueron días sin luz ni agua, de solidaridad y tensión, de escuchar todo por radio y tragar saliva al ver imágenes de Alto Río o Dichato. Pasaron diez años y hay heridas que aún no sanan. No todo quedó en su lugar.
El terremoto de 2010 igual generó efectos para las autoridades. La presidenta con mayor apoyo popular de los últimos años terminaba su periodo cuestionada y los alcaldes de la época experimentaron periplos muy diversos y hoy están en el Congreso o fuera del mundo público.
El Morro, La Tortuga y el gimnasio Digeder fueron los tres espacios deportivos más dañados post terremoto y tsunami. Escombros y ratones hacían creer que estaba todo perdido, pero recintos llenos de historia fueron restaurados en base a lucha y espíritu.
Terminar el Puente Chacabuco asoma, sin dudas, como la principal deuda de la reconstrucción en la intercomuna. Además, en Talcahuano también siguen esperando por una solución real y definitiva para su mercado.
Los creadores de las diversas disciplinas de la cultura y el arte, reaccionaron, desde sus respectivas visiones, sobre lo que dejó y trajo consigo el megasismo.De las propuestas, algunas continúan su marcha en la actualidad.
Si bien, por un tema de prioridades, en las primeras semanas no se hablaba de los efectos del movimiento telúrico sobre el medio ambiente, lo cierto es que aguas servidas sin tratamiento eran vertidas directamente en el río Bío Bío y los escombros se acumulaban sin gestión alguna.