Economía y Negocios

Impactos ambientales del 27/F ¿qué lecciones hemos aprendido?

Si bien, por un tema de prioridades, en las primeras semanas no se hablaba de los efectos del movimiento telúrico sobre el medio ambiente, lo cierto es que aguas servidas sin tratamiento eran vertidas directamente en el río Bío Bío y los escombros se acumulaban sin gestión alguna.

Por: Javier Ochoa 23 de Febrero 2020
Fotografía: Jose Leniz G.

Una investigación que fue llevada a cabo por científicos de las universidades del estado de Ohio, Memphis y Hawai, y el Instituto de Tecnología de California en Estados Unidos y de la Universidad de Concepción, y el Centro de Estudios Científicos en Chile, determinó, tras el 27/F, que Concepción fue desplazada por el sismo tres metros hacia el occidente.

El terremoto tuvo dimensiones tan grandes, dijeron los especialistas, que logró cambiar de sitio a ciudades tan alejadas como Fortaleza, en el noreste de Brasil.

Pues bien, esto también trajo consigo drásticos efectos medioambientales en la zona.

Un ejemplo icónico fue lo que le sucedió al humedal Tubul Raqui, en la provincia de Arauco (ver fotografía principal). El ecosistema, uno de los más grandes del sur de Chile, sufrió el levantamiento de 1,6 metros, drenando gran parte de sus zonas húmedas, afectando a la rica biodiversidad presente en el lugar y paralizando las faenas de extracción de pelillo, que sustentaba una importante actividad comercial artesanal.

Hoy ha demostrado notable recuperación, informó el investigador del Centro Eula, Claudio Valdovinos, quien, si bien reconoció que disminuyó su superficie, hoy tiene atributos suficientes para repostularlo para que sea declarado sitio Ramsar, que le entregaría un grado de protección de rango internacional, a un ecosistema que sirve de albergue a especies como el bello cisne blanco Coscoroba o el cuervo del pantano, ambos en peligro de extinción, dentro de otras 81 especies catastradas preterremoto.

“El camino para su declaratoria como sitio Ramsar iba bien encaminada, pero los daños causados por el terremoto hicieron que la autoridad del momento desistiera de ese esfuerzo. Pero ahora creemos y sabemos que puede reimpulsarse este asunto en pos de su protección futura”, planteó Valdovinos.

Ausencia de agua potable

El profesor titular de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, Ricardo Barra, recordó otro efecto ambiental relevante. “Todos fuimos testigos de el enorme impacto que tuvo en Concepción la ausencia de agua potable y cómo la población se volcó a las lagunas urbanas, pero estas, por el deteriorado estado de contaminación en que se encuentran, no pudieron ser una fuente alternativa segura de este importante elemento. Algo avanzamos y en Eula completamos un estudio para utilizar estas fuentes de agua en condiciones de emergencia, pero todavía se requiere de la instalación de infraestructura que permita utilizar esta agua como una fuente extraordinaria de agua potable en una catástrofe futura.

La tarea titánica de Essbio para reponer el servicio en tres regiones

El terremoto y tsunami del 27/F impactó de lleno en la zona de operación de Essbio: O’Higgins, Bío Bío y Ñuble; así como en la Región del Maule.

El terremoto y tsunami destruyó más de 160 km de tuberías, 48 estanques de agua potable, 71 plantas (producción, tratamiento de aguas servidas y plantas elevadoras), 5 emisarios submarinos y 11 oficinas de atención a clientes se vieron profundamente dañadas o destruidas.

“Los avances logrados en años de modernización e importantes inversiones retrocedieron dramáticamente, lo que, en términos económicos, significó 50 mil millones de pesos, informó para este especial, el gerente de Clientes de Essbio, Claudio Santelices.

Uno de los daños más severos a su infraestructura, junto a la planta de agua potable de La Mochita, fue la planta de tratamiento Bío Bío, la más grande de la compañía (ver fotografía) y que quedó inutilizada, obligando a verter aguas servidas directamente al cauce del río Bío Bío, con toda la carga ambiental que eso significa. Esto significó un duro golpe para los habitantes de Concepción, ya que ambas plantas atendían, precisamente, a la capital regional. De hecho, el corte de suministro de agua potable provocó, desde el primer día, una dramática disminución de los estándares de higiene, afectando a la salud de la población.

Dentro de las lecciones, Santelices destacó simulacros para activar planes de emergencia y de evacuación en casos de sismo y otras catástrofes naturales.

Gestión de residuos sólidos y vulnerabilidad costera

Sin duda, el terremoto del 2010 también significó una serie de desafíos en lo referente a la gestión de los residuos y escombros. Para el profesor titular de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, Ricardo Barra, la gestión de residuos urbanos aún sigue siendo un problema, en particular, a lo que concierne los residuos de la construcción. “Esto todavía carece de una regulación efectiva, así como también los escombros y residuos de grandes volúmenes que tenemos en casa. Quizá esa es una lección no aprendida del terremoto, pues a diez años debiéramos contar con un manejo adecuado de escombros a nivel urbano”.

Foto | Diario Concepción

Vulnerabilidad costera

En otro frente, Barra indicó que “la vulnerabilidad de nuestras zonas costeras es otra de nuestras debilidades y, a pesar de que se ha avanzado en un plan para la gestión, falta aún una implementación más decidida debido a la existencia de una cada vez mayor infraestructura crítica en el borde costero. Dichato es un ejemplo icónico de lo que se puede hacer para recuperar una zona dañada por un terremoto y tsunami. La protección de la infraestructura costera, entonces, se transformó en una prioridad en la planificación de nuestras costas y es otra de las lecciones aprendidas del 27/F”.

Barra destacó que existe aún mucho por implementar de las recomendaciones que hicieron hace ya casi 10 años, como centro Eula, en aspectos como diseño del borde costero, infraestructura, disponibilidad de fuentes alternativas de agua, que hagan de Concepción y el país mas resilientes a eventos naturales futuros.

Fauna silvestre y doméstica visiblemente afectada:la lección es la prevención

El impacto del terremoto y maremoto del 27/F no fue ajeno a la fauna silvestre ni para los animales de compañía. En el primer caso hubo migración de especies por modificación o perdida de los biotopos (área de condiciones ambientales uniformes que provee espacio vital a un conjunto de flora y fauna). Quizás el caso más notorio para los sectores urbanos de Concepción, sostiene el médico veterinario y coordinador regional de Zoonosis, Rodrigo Flores, es lo que sucede con la gaviota dominicana, las cuales se adaptaron a las edificaciones de altura, principalmente en el centro de la ciudad, donde forman nidos principalmente en techumbres. Asimismo, acota, modificaron su dieta a omnívora consumiendo desechos de origen domiciliarios e, incluso, accediendo a fuente de alimentación en plantas de tratamiento de residuos domiciliarios, como las de Hidronor y Cemar. “Situación aparte la que sucede con especies plaga posterior al terremoto, como los roedores sinantrópicos, ya que inicialmente migran, pero, a posterior, retornan, considerando los escombros como oferta de refugio y los desechos domiciliarios como oferta de alimento con el impacto sobre las actividad humanas dentro de ellos la salud de las personas”.

En el caso de los animales de compañía, el impacto fue mas drástico, recuerda Flores, considerando el mayor vínculo humano animal con estas especies. “Lo que se observó en esa instancia fue una gran cantidad de animales extraviados y ,a raíz del estrés provocado por la situación, se incrementaron algunas enfermedades infecciosas y parasitarias propias de los animales, y en menor medida, pero no menos importante, se observaron gran cantidad animales con lesiones traumáticas ya sea por atrapamiento o por impacto”.

Foto | Diario Concepción

Para Flores, las lecciones que dejó el sismo fueron varias, en ese sentido, los equipos y voluntarios que tenían como finalidad atender situaciones derivadas del terremoto y maremoto han ido mejorando el tipo de respuesta, no sólo ante este tipo de evento, sino ante otros en que nuestra región tiene mayor riesgo de exposición, como el caso de los incendios forestales. “Si bien en un evento tipo catástrofe se entiende que habrán muchas voluntades que quieren ayudar, sin embargo, estas voluntades no deben generar una carga mayor al proceso de rehabilitación. Esto fue bien entendido, por ejemplo, con lo que actualmente esta ejecutando el Colegio Médico veterinario a nivel nacional, a través de la Comisión Permanente de respuesta a desastres, en donde actúan como un ente coordinador para generar respuesta en los distintos niveles en pos de la ayuda y rehabilitación de los animales afectados por situaciones extremas.

“El desafió pendiente está orientado a la fase de prevención y preparación de lo que se conoce como el Ciclo de la gestión del riesgo en desastres. En lo que corresponde a la prevención, es necesario que de manera individual, familiar u organizacional, se conozcan las potenciales fuentes de riesgo y se pueda gestionar previamente el minimizar un probable impacto generado por un evento tipo desastre. En el caso de la preparación, esta idealmente debe llegar a todos los niveles, desde las instituciones públicas, privadas y, principalmente, con un enfoque hacia la ciudadanía. El rol de cada uno de nosotros ante este tipo de situaciones debe orientarse en la preparación, para así saber qué hacer ante un evento determinado y comunicarlo con antelación a nivel familiar”, aconsejó Flores.

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