Opinión

Miguel Da Costa Leiva

Por: Diario Concepción 11 de Febrero 2024
Fotografía: Alejandro Mihovilovich

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador Histórico

En los tiempos que corren, da la impresión que el estudio de la Filosofía está de capa caída, ignorado y menospreciado. La formación en esta área se eliminó del currículo de los colegios, privilegiando saberes prácticos, alejados de la exploración de lo que somos o nuestra esencia.

Lo anterior puede relacionarse a que hombres como Miguel Da Costa Leiva, ya no están con nosotros. Filósofo, historiador, pedagogo, escritor, poeta, dibujante, pintor y violinista amateur. Gran parte de su vida la dedicó a la educación, primero en la enseñanza primaria y luego en la universitaria.

Da Costa nació el 3 de octubre de 1938 en Collipulli, siendo hijo de una familia de migrantes portugueses. A los 12 años ingresó a la Escuela Normal de Victoria, en régimen de internado, de la que egresó en 1959, obteniendo el primer lugar durante todos los años en los que permaneció en ella.

Su primera asignación como docente fue como maestro y director de una escuela rural en Hualqui. Es en ese periodo de la vida de Miguel Da Costa que conoció a María Eliana Soto Castillo, quien sería su esposa y madre de sus tres hijos, Miguel Alexis, Mahal Giseh y Wolfgang Héctor Aristóteles.

A principios de la década de 1960, Da Costa decidió expandir sus conocimientos y entró a estudiar a la Universidad de Concepción, desde donde se tituló como profesor de Filosofía en 1965. Antes de terminar la carrera, y considerando su excelente rendimiento y su labor como alumno ayudante, se incorporó como académico de la Facultad de Educación de la misma casa de estudios superiores en 1964, por lo que renunció a su trabajo en el Ministerio Regional de Educación, el que venía desempeñando hace un tiempo.

Un siguiente paso de Miguel Da Costa fue en 1971, cuando inició un doctorado en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, España, empresa que afrontó gracias a una beca otorgada por el Instituto de Cultura Hispánica.

En 1978 se graduó en España con el título de Doctor en Filosofía, obteniendo la distinción sobresaliente Cum Laude. Su tesis doctoral se tituló “El pensamiento filosófico de Enrique Molina Garmendia” y alcanzó la distinción de la mejor tesis doctoral hispanoamericana ese mismo año. Esto dio pie a una serie de otros escritos de Da Costa relacionados con la vida y obra de Molina.

Entre 1973 y 1995, Miguel Da Costa se desempeñó como profesor titular del Instituto de Filosofía de la Universidad de Concepción, periodo en el cual también desempeñó cargos administrativos en la misma casa de estudios. Durante sus últimos años de actividad profesional alternó su tiempo entre sus estudios sobre Bioética, la escritura referida a la obra de diferentes filósofos y la investigación histórica.

También fue rotario y masón, además de un incansable viajero. Hay que agregar que, durante la dictadura, protegió a muchas personas, como también preservó una importante cantidad de libros de Filosofía.

Miguel Da Costa falleció el 9 de agosto de 2021, mientras observaba el ocaso en el lago Leman, en Montreux, Suiza, junto su hijo Wolfgang y su esposa María Eliana. Un final sereno para un extraordinario intelectual y, por qué no decirlo, para un defensor del estudio y difusión de la Filosofía en nuestra ciudad y país.

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