Hananeel Acevedo Lagos
Ayudante CEE
Estudiante de Derecho UdeC

Chile busca redactar una nueva Constitución para el país con el proceso constitucional actual, donde se han alcanzado hitos significativos, siendo el último la etapa que busca la participación ciudadana. En esta, se ha motivando repetidamente a las personas para que se sumen y sean parte de este proceso, con el fin de que sus opiniones sean escuchadas, lo cual se evidencia desde el compromiso asumido por el Presidente Boric durante su reunión con la presidenta y el vicepresidente del Consejo Constitucional hasta por parte de las instituciones educativas las cuales despliegan esfuerzos en todo el territorio nacional.

Sin embargo, la ciudadanía muestra una combinación de esperanza y desagrado, como se ve en la última encuesta nacional realizada por “Research Chile”, sumado al 54% que considera la propuesta de texto constitucional presentada por la Comisión de Expertos mala o muy mala.

Además, según CADEM, 53% votaría en contra en las elecciones de diciembre, sumado a que fue necesario ampliar el periodo establecido tanto para que personas y organizaciones de la sociedad civil inscriban audiencias públicas, como para el ingreso de Iniciativas Populares de Norma. La baja participación se condice con el desgaste sufrido por la ciudadanía con el anterior proceso, marcado por los roces entre las diversas fuerzas políticas y los escándalos.

Como se dijo al comienzo, a las personas solo les está quedando la esperanza de que el actual proceso resulte en una nueva y buena carta magna que nos rija y aunque las cifras muestran poca complacencia, la esperanza persiste.

Dentro de las instituciones existe preocupación por la baja adhesión ciudadana y para superar la lejanía entran en juego lo que todos los actores involucrados en la redacción del anteproyecto e instituciones que visiblemente están ligadas al proceso comuniquen, por lo que llaman la atención comentarios tendientes a querer un proceso que no concite demasiada curiosidad por parte de la ciudadanía y sobrio (como declaró un miembro del Consejo).

Es importante evitar la desorganización y el caos, pero también fomentar un debate dinámico y diverso. Por eso, se debe instar a la participación, superar el desvanecimiento que ha sufrido la fuerza popular y así lograr que todos ya no se sientan ni mantengan al margen del proceso.