Opinión

99 Luftballons

Por: Diario Concepción 11 de Febrero 2023
Fotografía: Cedida

JAVIER SEPÚLVEDA ESTRADA

Egresado de Derecho y Ayudante PEE UdeC

 

Según la icónica canción de la banda alemana “NENA”, el miedo a 99 globos que se elevaron sobre el cielo de Berlín durante la Guerra Fría, y que cruzaron de un sector a otro del Muro, fue el gatillante de un conflicto entre potencias completamente enfrentadas.

Así, es un fuerte reflejo de la realidad imperante de aquella época–del bipolarismo, las relaciones sumacero, entre otros–que marcaron profundamente la escena internacional hasta el inicio de la década de los 90’s. Pero, ¿podría darse algo parecido como en 99 Luftballons el día de hoy? Suena raro, pero ocurrió algo parecido.

Durante esta semana, Estados Unidos alertó al mundo la detección de un globo de vigilancia de origen chino, que cruzaba por el Estado de Montana y que lo haría por el resto del país. La respuesta china no se hizo esperar: lo denominaron un artefacto de tipo civil que sufrió imperfecciones y que se alejó de la ruta esperada.

Sin embargo, Washington DC decidió derribarla en un ejercicio de su soberanía, incrementando las tensiones con Beijing, alertando asimismo la presencia de un segundo globo sobre América Latina.

Y es que claro, las relaciones entre ambas superpotencias no ha estado exenta de problemas: guerras comerciales, declaraciones enfrentadas en cuanto a Taiwán, ejercicios militares en el Mar de China del Sur o Corea, hasta desavenencias frente a aplicaciones como TikTok o tecnologías como el 5G.

No obstante, a diferencia de como NENA lo habría presentado, Estados Unidos y China distan de ser dos bloques que se oponen mutuamente, sino que son adversarios en un mundo que mira a ser multipolar, en donde muchos actores (Rusia, la UE, India, Japón o Brasil) ejercen su influencia en múltiples áreas, estando a la vez profundamente interconectados a nivel económico y social.

Es así que la relación que hay entre Washington y Beijing no es la misma que tuvo la primera con Moscú, ya que son por el momento interdependientes y necesarias entre sí, pero los choques entre ambas impactarán, de manera directa o indirecta, a todo el especto internacional.

¿Qué puede hacer Chile ante algo como esto? NENA nada dice, pero apostar por un lineamiento internacional pragmático, alejado de irredentismos ideológicos, y abiertos a una autonomía que no renuncie a los beneficios de la globalización, que diversifique nuestros contactos y que potencie nuestras ventajas comparativas, sería un buen punto de partida.

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