Opinión

Pensar el Quinto Centenario es ahora

Por: Equipo Digital 16 de Noviembre 2022
Fotografía: Cedida

ÁLVARO PILLADO
Fundación Hacemos

La historia de Concepción ha estado marcada por la adversidad y la resiliencia. Desde su fundación en 1550, la ciudad se ha destruido y levantado en innumerables ocasiones. Ataques y asedios constantes durante la guerra de Arauco y los sucesivos terremotos y maremotos han forjado la identidad de Concepción y sus habitantes. En pocos años, la ciudad cumplirá su primer medio milenio, y resulta lógico para dicho hito proyectar la inauguración de importantes obras que reflejen la identidad de la ciudad y motiven el orgullo de sus habitantes.

Quizás parece prematuro pensar qué queremos hacer en 28 años más, pero nuestra tradición burocrática y el centralismo imperante nos dicen que estamos en el momento preciso – si no algo atrasados. Recordemos que el Teatro Regional demoró 24 años en concretarse desde que se pensó en 1994 hasta que se inauguró en 2018. Para qué hablar del Puente Bicentenario, que, a 10 años de su primera piedra, aun cae al vacío sobre la avenida Costanera o el mercado central, que, si todo marcha bien, estará listo en 2028, es decir, 15 años después de su incendio.

Como éstas, sobran los ejemplos de obras que en el Gran Concepción demoran años o incluso décadas en concretarse, siendo una señal de alerta que nos debe convocar a pensar ahora la ciudad que queremos al 2050, porque las grandes obras que soñemos para el quinto centenario se deben comenzar a diseñar y proyectar hoy.

Existen modelos exitosos de planificación urbana que se pueden mirar con atención como punto de partida. En los años 90 se creó el Programa Ribera Norte, que intervino una extensa área de asentamientos irregulares de viviendas e instalaciones ferroviarias e industriales en desuso, cuyo objetivo era recuperar la ribera norte del río Biobío para la ciudad. Dicho plan, considerado uno de los proyectos urbanos de mayor envergadura en el país, fue exitoso, entre otras razones, gracias a su modelo de administración, que significó la coordinación de distintas instituciones públicas, la participación de los habitantes del sector intervenido y un modelo de autofinanciamiento creíble que consideraba la venta de terrenos fiscales recuperados.

Se construyeron más de 1.500 nuevas viviendas para los antiguos habitantes del sector, se abrieron nuevas calles y avenidas (Costanera, Padre Hurtado, entre otras), se crearon nuevos parques, como el Bicentenario y el Costanera, se construyeron edificios públicos para albergar el nuevo barrio cívico y se licitaron terrenos para la inversión comercial e inmobiliaria. Mirado en perspectiva, el diseño propuesto, en gran parte se cumplió.

Así como el Plan Ribera Norte aunó voluntades para recuperar un espacio urbano perdido para Concepción, ¿por qué no pensar en un Plan Quinto Centenario? Uno que sea orgullo de sus habitantes y esté a la altura de una ciudad que cumple su primer medio milenio. Estamos a tiempo de pensar en grande.

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