Opinión

Desafíos del envejecimiento poblacional

Es absolutamente necesario incrementar las capacidades profesionales que permitan garantizar una adecuada respuesta, desde la academia y gracias a la investigación, a este cambio demográfico y a los desafíos emergentes que ese cambio implica y así aportar a generar las condiciones de dignidad en los adultos mayores de nuestro país.

Por: Diario Concepción 20 de Junio 2021
Fotografía: DC

Dr. Carlos Saavedra Rubilar
Rector Universidad de Concepción

El aumento de la esperanza de vida representa un extraordinario progreso en la humanidad, como señala, en esta misma edición, la Directora del Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud de La Habana, Lilliams Rodríguez Rivera. El envejecimiento de la población es un fenómeno que progresa significativamente en los países occidentales y que se extiende en la mayoría de los continentes confrontando a gobiernos, economías, sociedades y universidades. Paralelamente, la baja tasa de natalidad en países occidentales es una preocupación que se viene enfrentando desde hace varias décadas por gobiernos nacionales y locales europeos; China, por su lado, sufre el impacto de su política del hijo único llevada a cabo entre 1979 y 2015; y América Latina está pasando, según la CEPAL, por una transición demográfica hacia un envejecimiento preocupante de su población.

Nuestro país experimenta un fenómeno similar. En los últimos 100 años la esperanza de vida al nacer prácticamente se ha triplicado, en la actualidad se estima que alcanza los 82,1 y 77,3 años, respectivamente, para mujeres y hombres. Este significativo incremento se debe mayormente a las políticas de salud pública que incluyen planes masivos de vacunación infantil y de alimentación orientados a erradicar la desnutrición infantil. El año 2020 en nuestro país se contabilizaron más de 3.300.000 personas mayores de 60 años y este número se incrementará en los siguientes años. En efecto, el número de personas en este rango etario crecerá de tal forma que se espera que en el año 2025 iguale al porcentaje de la población menor de 15 años. Este cambio en la estructura demográfica, por una parte, continuará generando un fuerte incremento en las demandas sociales, especialmente en aquéllas asociadas con la salud y las pensiones de este grupo etario; por otra parte, podría limitar cada vez más las transferencias intergeneracionales para atender estas demandas, incentivando la búsqueda de medidas paliativas tales como la extensión de la vida laboral.

De esta forma, el envejecimiento de la población tiene hoy un efecto sobre nuestras economías, el presupuesto familiar y público y las tensiones sociales y políticas. Las universidades estamos llamadas a asumir un rol activo en formación, en investigación y en vinculación con nuestros mayores.

Hoy las universidades nos vemos confrontadas a desarrollar una oferta académica que forme en competencias profesionales demandadas por el sector terciario de la economía, por ejemplo, avanzando en tecnología y robótica que ayuden a responder a las necesidades médicas y de bienestar de millones de personas mayores. En el sector de la salud, la robótica, telemedicina, realidad virtual y sistemas hápticos para salud se están desarrollando a un ritmo extraordinario y lo seguirán haciendo probablemente a una tasa mayor que en el sector industrial. De hecho, en países como Japón, con una población muy envejecida, robots y sistemas hápticos ayudan en operaciones quirúrgicas de gran precisión y asisten a personas.

El envejecimiento de la población no es tan solo una cuestión presupuestaria o de políticas de salud o de desarrollo científico y tecnológico. El fenómeno demográfico nos desafía a cada uno de nosotros y, en especial a las personas que integran la Convención Constitucional y que redactarán una nueva Constitución para el Chile del mañana, a construir un país más inclusivo para nuestros mayores. Desde un enfoque de derechos, se concibe a las personas mayores como sujetos de su propio desarrollo, por lo que se debe buscar dar el poder, la capacidad y el acceso a los recursos y posibilidades que les permitan exigir tales derechos, así como fomentar su autonomía, participación.

Frente a este fenómeno global y nacional, como Universidad de Concepción hemos organizado, a través de la Dirección de Relaciones Internacionales, dos jornadas de cooperación académica y científica, cuyo objetivo es compartir experiencias en el ámbito de la longevidad, el envejecimiento y la salud. Para ello, en estas primeras jornadas, especialistas de Cuba compartirán sus conocimientos y prácticas con académicos, funcionarios públicos y organizaciones sociales. Es absolutamente necesario incrementar las capacidades profesionales que permitan garantizar una adecuada respuesta, desde la academia y gracias a la investigación, a este cambio demográfico y a los desafíos emergentes que ese cambio implica y así aportar a generar las condiciones de dignidad en los adultos mayores de nuestro país.

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