Opinión

A Pausa, Retos de 2021 y consensos para impulsar el desarrollo

No parece posible una reactivación que desprecie el crecimiento económico con base en la libre iniciativa, pero tampoco parece posible seguir produciendo en base a una economía de commodities, que pueda ser sostenible social y ambientalmente.

Por: Diario Concepción 08 de Enero 2021
Fotografía: Cedida

Augusto Parra Ahumada
Presidente Fundación República en Marcha

Luego de la pausa impuesta por la pandemia y Octubre de 2019, damos paso a 2021 cargado de esperanza a partir de la vacuna y que debe relevar los consensos para la reconstrucción social y económica de un Chile devastado.

Puestos los paradigmas de la modernización capitalista, pese a la evidencia empírica de sus logros, en entre dicho, por la fractura social y la pandemia , resulta imperativo, utilizar “la pausa” y enfrentados a un séquito de elecciones el 2021 que podrían resultar determinantes para re pensar un desarrollo posible, o en línea con la inquietud de Vargas Llosa, simplemente mandarnos al carajo a manos del populismo. Resulta imperativo alcanzar algunos consensos.

No parece posible una reactivación que desprecie el crecimiento económico con base en la libre iniciativa, pero tampoco parece posible seguir produciendo en base a una economía de commodities, que pueda ser sostenible social y ambientalmente.

Los consensos pueden comenzar por recoger la invitación del Presidente de Francia Emmanuel Macron y basarse en una economía de libre emprendimiento, el fortalecimiento de la democracia liberal y una globalización con instituciones multilaterales aún más fuertes y colaborativas para abrir alternativas a las tendencias de desarrollo occidentales y orientales actuales, poniendo en el centro la cooperación para los objetivos planetarios.

Priorizar la descentralización para desde ahí corregir desigualdades territoriales y avanzar en la dirección de propender a una asignación de bienes públicos más equivalente, que haga posible una mayor inclusión y una mejor distribución de los frutos del progreso; en una profunda modernización del Estado, que tienda a una mayor presencia en materia de protección social para enfrentar las incertidumbres que parecen haber llegado para quedarse, pero con eficiencia y eficacia, considerando un Estado que corrija la asignación del mercado después de impuestos y transferencias, en el Gini en niveles equivalentes a los países desarrollados a lo menos en un 10% y que evalúe gasto y políticas públicas para el logro de objetivos; en el impulso de una economía que incorpore valor a partir de la innovación que pase a una nueva fase exportadora y que tienda a la rentabilidad económica, pero también social y ambiental dotando al capitalismo de una ética sostenible que comience compatibilizar la solución de las necesidades del presente sin comprometer a las próximas generaciones.

Uso racional y priorización del agua para consumo humano; acelerar el desafío de la carbono neutralidad a partir de los buenos resultados en el reemplazo de la matriz energética; promoción de una economía circular, verde e innovadora como la ética de una estrategia de desarrollo que ponga en el centro al bien común y el progreso; una democracia representativa, dotada de mayores herramientas para el control social y que desde mayores contrapesos, tienda a promover miradas de Estado de largo plazo y a reducir la discrecionalidad para evitar los abusos, la corrupción y las malas prácticas para alcanzar una convivencia colectiva reconocida en su legitimidad, dignidad y confianza para un futuro de reencuentro.

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