Cambiar el sistema de gobierno presidencialista parece ser lo más adecuado en este proceso constituyente.
Germán Catalán Ovalle
Investigador Creasur Universidad de Concepción
Presidente Fundación Rakiduam para el Desarrollo Sostenible
Se escucha a la ciudadanía mencionar que Sebastián Piñera perdió el rumbo, no gobierna e incluso algunos parlamentarios y parlamentarias han catalogado este mandato como un “desgobierno”. ¡qué perdidos!
Si nos vamos a la última encuesta que arrojó Criteria, Piñera cae a un 7% su aprobación, la cifra más baja de su gestión y aumenta su desaprobación a un 87%. Pese a estas cifras escandalosas, para algunos, las leyes aprobadas en 2020 por el Congreso Nacional dictan muy diferente a la realidad que piensan.
Del total de leyes que se aprobaron en 2020, un 46% de estas venían como mensajes (proyectos de ley) del Ejecutivo (Presidente) y un 54% salieron del mismo Congreso, del total de 102 leyes aprobadas. Aunque este año fueron más leyes despachadas para convertirse en ley desde el Congreso, el “desgobierno” se encargó de conseguir luz verde para sus propósitos con un 7% de aprobación ciudadano.
Entre junio de 2018 y julio de 2019 fueron publicadas 87 leyes, de estas, 48 fueron mensajes presidenciales, lo que da un 55% de leyes venidas desde el Ejecutivo. En el primer gobierno de Piñera, entre el 2010 – 2014, el Presidente firmó 269 proyectos de ley, de las que un 78% fueron redactadas por el poder ejecutivo, según la Secretaria General de la Presidencia de ese entonces.
Es raro poder explicar cómo un presidente puede tener esos porcentajes de leyes aprobadas con ese nivel de aprobación, pero en rigor no es así. El Presidente siempre estará al mando del barco o Estado, ya que nuestro sistema presidencialista así lo expresa, mediante el veto presidencial podrá bajar leyes impulsadas desde el Congreso y dar carácter de urgente a las suyas.
Cambiar el sistema de gobierno presidencialista parece ser lo más adecuado en este proceso Constituyente. Al sistema actual no le importa ni influye la percepción de la ciudadanía ante la gestión de los gobernantes y para que eso se termine de una vez, en la nueva Constitución deberá ejercerse el derecho a referéndum revocatorio al mandato, por lo menos desde que cumpla la mitad de su periodo como presidente de este barco llamado Estado.