Opinión

Cuando el músculo falla la inteligencia apremia

Por: Diario Concepción 22 de Enero 2020
Fotografía: Cedida

Renato Segura
CER Regional

Mientras la crisis social perdura, las voces contra el modelo neoliberal arrecian. En un ambiente de anarquía ideológica, la tesis de quienes abogan por una reingeniería económica y social, se fortalece. El riesgo de efectos nocivos del actual escenario, crece en la medida que se consolida la idea de remover los cimientos del modelo económico sin que medie un modelo social y económico de recambio, que asegure un mayor bienestar esperado para la sociedad.

El modelo económico chileno fue construido en base a músculo. Atraer grandes inversiones, desarrollar sectores económicos de clase mundial, rentabilizar el patrimonio previsional y jugar con las reglas de la libre competencia en el mercado global, fueron la receta de un sistema que reaccionó con un acelerado crecimiento.

Sin embargo, el músculo no fue suficiente para cerrar las profundas brechas de desigualdad e injusticia social. Al igual como ocurre con un elefante encerrado en una cristalería, la musculatura desarrollada por unos pocos y la competencia generada entre ellos, tuvo consecuencias insospechadas en la paz social, las cuales se revelaron con fuerza, a partir del 18 de octubre de 2019.

Es en este contexto, donde se hace pertinente volcar nuestra mirada hacia la historia de la humanidad. En efecto, cuando el músculo falla, la inteligencia apremia.

Durante la era del reinado de los dinosaurios, me imagino que muy pocos pensaban que algún ser vivo podría ser capaz de destronarlos. Paradojalmente, su enorme contextura física los llevó a la extinción. En cambio, los seres más débiles de la naturaleza, utilizando su inteligencia, pudieron sobrevivir. En este proceso, la inteligencia sumada a la capacidad de comunicación permitió que el ser humano – el más débil de todos – reinará sin contrapeso en la evolución de la vida en el planeta.

A estas alturas es evidente que la atracción de grandes inversiones no resuelve el problema social. Sin embargo, en los hechos, dicha estrategia sigue dominando la política pública.

El cambio de paradigma debe privilegiar el uso de la inteligencia para promover y/o ejecutar inversiones productivas que apalanquen el desarrollo de las comunidades.

En este ambiente, las regiones del país deben orientar sus esfuerzos en buscar mecanismos para atraer inversiones que agreguen valor a la materia prima disponible en el territorio. Junto con ello, estaremos en condiciones de construir un modelo de desarrollo en el cual la comunidad participa de los flujos de renta que genera la acumulación de capital relacionada al crecimiento económico.

Etiquetas