Opinión

Los peligros de perder la pasión

Por: Diario Concepción 11 de Noviembre 2018

Si se busca una palabra que pueda tener disímiles significados, pasión es un ejemplo excelente, como muchas otras de la lengua madre, del latín passio, un concepto que tiene diferentes usos, se trata de la acción de padecer, “una perturbación o afecto desordenado del ánimo”. Si bien una pasión es un sentimiento muy fuerte de alguien hacia otra persona o actividad, no es necesariamente una mala cosa, una obsesión insana, es más bien como un estado de emoción profunda donde la persona se deja llevar por sus sentimientos.

Según Descartes, en el siglo XVlll, las pasiones clásicas son seis: Admiración, Amor, Odio, Deseo, Gozo y Tristeza. Las nuevas propuestas han agregado la Beatitud, el Malhumor, la Felicidad, el Temor, la Indignación y el Aburrimiento. Es posible que se pueda agregar otras pasiones, o que las aludidas no sean las principales, pero hay en este punto un espacio para plantear de qué naturaleza son las nuestras y cuáles son las de mayor orden de magnitud, reflexión utilísima ya que la pasión nos da los principales motivos.

En el ámbito profesional alguien apasionado es una persona que ama su trabajo de una forma incomprensible para los demás. Un apasionado de las letras, por ejemplo, es alguien que puede pasarse todos los días de su vida escribiendo y leyendo, por ejemplo, en fin, se ha visto cosas peores.

Para los tiempos que corren, tener pasión por lo que se hace parece ser un requisito indispensable, ya que el apasionado no le pierde la pista a lo que le mueve, no descuida los movimientos de sus eventuales rivales, está atento a los cambios que puedan dañar o amenazar sus propósitos, sin pasión estamos listos para que alguien ocupe nuestro lugar, un lugar que por modesto que sea, siempre tiene interesados.

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