Opinión

De mentirosos

Por: Diario Concepción 20 de Junio 2018
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, Magíster Filosofía Moral

¡Que lance la primera piedra aquel que no ha mentido nunca! Nadie debería. Pero no faltarán los que dirán que nunca han mentido, siendo los más mentirosos y más peligrosos.

Los más hedonistas se sobrevaloran, mintiéndose en torno a su superioridad, deslegitimando al prójimo porque es distinto. Esta tendencia la extrapolamos al grupo del que formamos parte, considerándolo mejor que otros colectivos, cerrándonos en las redes sociales en entornos que piensan igual, interpretando la realidad de una sola manera, la que más nos acomoda, excluyendo otras visiones.

Incluso, quienes se encuentran en confortables situaciones de poder tienden a engañarse, perdiendo la capacidad para comprender contextos conforme a la percepción de otros que viven la misma realidad. A tanto puede llegar la mentira, que no faltan quienes asumen una estatura moral superior al resto. ¡Los otros son los mentirosos!

Uno de los rasgos característicos de muchos seres humanos es la hipocresía. El que repta posicionándose según quien detenta el poder, para ganarse su beneplácito, clavando cuanto puñal tenga en la espalda incluso de sus más estrechos aliados si es necesario. Son los que pontifican juzgando a los demás con mucho más rigor que a sí mismos, exigiéndoles que hagan cosas que ellos nunca harían y que obtengan resultados más allá de sus propias posibilidades.

Los seres humanos requieren sentirse seguros. Necesitamos un mínimo de previsibilidad. Aunque sea ficción, nos mentimos para suponer existencia de esta seguridad, buscando en situaciones aleatorias un patrón que nos puede conferir coherencia, aunque se funde en los misticismos más absurdos o explicaciones dogmáticos de quienes consideramos más preparados, aunque no sean comprobables.

Nos engañamos suponiendo cualidades que no tenemos, preparándonos para engañar a los otros, que a su vez pretenden engañarnos. Para explicar nuestras convicciones o justificar nuestras decisiones, muchas veces reconocemos en sátrapas y delincuentes la calidad de héroes o en descarnadas batallas o genocidios, actos épicos y dignos de conmemorar, tergiversando hechos para mentir y mentirnos. Nietzsche decía: “el hombre es un animal social que ha adquirido el compromiso moral de mentir gregariamente y que, con el tiempo y el abuso de la falsedad, se olvida de su condición, y por ello miente inconscientemente por hábitos seculares y hasta llega a adquirir el sentimiento de verdad”.

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