Opinión

Avanzar hacia un país más justo

Por: Diario Concepción 03 de Junio 2018
Fotografía: Archivo.

Lesley Briceño Valencia
Docente Facultad de gobierno UDD Concepción.

Esta primera cuenta pública del segundo mandato de Sebastián Piñera estuvo marcado por la contradicción. Por una parte, constantes llamados a la unidad de todos los sectores políticos para avanzar en el desarrollo y en la gobernabilidad del país, pero por otra, descalificaciones constantes al trabajo del gobierno anterior y sus reformas.

En general, como siempre en estas instancias, el Presidente anunció una serie de medidas que busca implementar en su gestión, al ser el primer discurso se intenta marcar una hoja de ruta a seguir. Pero hubo importantes omisiones en este mismo, principalmente hacia los pueblos originarios.

El reconocimiento constitucional ha sido la eterna promesa de campaña y de todos los gobiernos desde el retorno a la democracia, así como también el apoyo a sus prácticas culturales y su cosmovisión; pero en la práctica ninguna de estas han sido concretadas. Sino, no se entendería que nuevamente el Gobierno continuara realizando las mismas promesas de siempre.

En este sentido, el Gobierno vuelve a cometer el mismo error de sus antecesores. La relación entre el Estado Chileno y los pueblos originarios se debe de basar en el respeto mutuo, en el reconocimiento y construcción de un estado plurinacional, de otra forma el conflicto que se mantiene con los pueblos originarios se mantendrá e incluso agudizará. Es fundamental que el Estado se haga cargo de los errores cometidos durante los últimos años para avanzar en un reconocimiento de las diversas naciones que habitaban el territorio antes de la construcción del Estado chileno, que han coexistido en una relación conflictiva en los últimos 200 años.

El reconocimiento constitucional es un paso importante que esperemos que se concrete durante el presente Gobierno, y no sea solo una promesa más, pero también es necesario crear una institucionalidad adecuada que pueda ser un interlocutor válido entre los pueblos originarios y el Estado chileno. En este sentido, sería provechoso revisar experiencias internacionales exitosas, tales como la neozelandesa y canadiense, para implementar y desarrollar políticas públicas con pertinencia cultural en áreas que hasta el momento el Estado no se ha manifestado.

Para lograr una convivencia armoniosa, son necesarios cambios más profundos y hacernos cargo de una historia de un Chile que no es homogénea, sino que multicultural y plurinacional. Solo así podremos construir un país más justo para todos.

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