“Por nuestra labor silenciosa, nuestro amor y nuestro fervor, está en lo profundo del alma el Liceo de Concepción...”, como dice parte de su himno.
Instituto Literario, Liceo de Hombres de Concepción y Liceo Enrique Molina Garmendia son tres de los nombres que han acompañado desde el 9 de agosto de 1823 al tercer establecimiento educacional secundario más antiguo del país y que se aloja en Concepción, en la intersección de las calles Aníbal Pinto y Víctor Lamas, frente al Parque Ecuador.
Un presidente de Chile, Juan Antonio Ríos, rectores de la Universidad de Concepción y otros actores de relevancia en la historia de Chile han pasado por sus aulas, los cuales, muchas veces, han sido un aporte al desarrollo de la región y del país.
Por estos días, su comunidad escolar actual y de ayer está de fiesta. Son doscientos años, es un bicentenario, casi a la par con la vida republicana de Chile.
El Rector de la Universidad de Concepción, Dr. Carlos Saavedra Rubilar, destaca ese aporte.
“Invitaría a los estudiantes a utilizar todos los espacios que les ofrece esta histórica institución para su formación secundaria. Les invitaría también a trabajar por alcanzar los objetivos que se propongan en dicha etapa, aprovechando su juventud y la energía que ella implica sin dejar de soñar y avanzar en la búsqueda de ser mejores personas y de los caminos adecuados para ello en la educación que reciben. Finalmente, les invitaría a que continúen ligados a este proyecto educativo emblemático, aportando a la formación de las siguientes generaciones”, dijo el Rector Saavedra en su saludo a la emblemática institución.
Elena Díaz, profesora de Castellano entre los años 1952 y 1981, recuerda que en el recinto había talento y de sobra. “Los profesores en mi tiempo descubrimos que en realidad había muchachos muy talentosos y entonces pensábamos que podíamos hacer, y concluíamos que lo que había que hacer es estudiar siempre. Nadie debe llegar a la clase a improvisar (…) éramos estudiosos”, explicó a Diario Concepción.
Iván Becerra, profesor de Física, quien también ejerció en el EMG, destacó que “siempre he dicho que los que trabajamos bajo el techo liceano somos una familia. Siempre hay altos y bajos, pero sumando y restando uno se queda con el crecimiento para uno como persona”.
Alumnos, profesores y profesoras, junto al personal administrativo y paradocente, son parte hoy de un habitante entrañable del Biobío, que conmemora 200 años y junto al cual existe una obligación arraigada en el pasado, presente y futuro. “Por nuestra labor silenciosa, nuestro amor y nuestro fervor, está en lo profundo del alma el Liceo de Concepción…”, como dice parte de su himno.