Editorial

Autoridades políticas 2.0

Por: Editorial Diario Concepción 06 de Septiembre 2021
Fotografía: Cedida

En medio del estallido social, una de las frases emanadas del mundo político dirigencial y que quedó para la posteridad, fue: “no lo vimos venir”. Se prestó, tanto para sesudos análisis sociológicos y políticos, como para burlas e ingeniosos memes, que perduran hasta hoy. Además, la frase englobaba un sentimiento popular que justificaba el accionar de manifestantes, la desconexión de nuestros gobernantes con la realidad del ciudadano común. Muchos de ellos viviendo un mundo paralelo al Chile profundo, ese que se endeuda todos los meses o, peor, que aún depende de camiones aljibes para tener agua potable (solo por mencionar un par ejemplos).

Conscientes de esta realidad, se supone, los recientes procesos eleccionarios daban una oportunidad no solo a las nuevas generaciones, sino también a los partidos y conglomerados de siempre, de enmendar el rumbo, de generar verdaderos cambios. De hecho, así se configuraron (y se siguen configurando) muchas campañas.

No obstante, en las últimas semanas hemos sido testigos de lamentables prácticas que siguen arraigadas en quienes son llamados a conducir los destinos de nuestro territorio.

Y no se trata solo de un convencional constituyente mintiendo respecto a una enfermedad que tanto dolor ha generado en millones de familias; tampoco de un concejal, cuyo eventual actuar irresponsable pudo finalizar con hechos mucho peores (está imputado y su caso está en investigación); o de un supuesto “coaching” para funcionarios públicos en un quincho de Carabineros. Se trata de todo lo anterior y más.

En los últimos días, hemos informado, sobre la situación de las listas parlamentarias y de consejeros regionales, muchas de las cuales fueron rechazadas por el Servicio Electoral por no cumplir con los antecedentes requeridos o haber efectuado trámites de manera irregular. Y todo ello nos lleva, otra vez, a las mismas prácticas, negociaciones de última hora, a minutos del cierre del plazo, en busca de los más conveniente, transando las reglas y, sobre todo las convicciones. ¿No será tiempo ya de cambiar, algo que es tan evidente y que la ciudadanía castiga obviando concurrir a las urnas? Quizás esa pueda ser un primer paso para la ampliar la participación, autoridades políticas 2.0, en vez de buscar mecanismos como la obligatoriedad del voto.

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