No hay dudas de que el abandono escolar es uno de los mayores desafíos que deben enfrentar las comunidades educativas, además de las dificultades de aprendizaje derivadas del cierre de los establecimientos educacionales.
Hace siete meses se tomó la decisión de cerrar todos los colegios y liceos del país como una medida de seguridad sanitaria. Desde entonces, más de 3.6 millones de estudiantes escolares de Chile tienen clases a través de internet. Entre los muchos efectos de esa realidad impuesta por la pandemia, los especialistas llaman la atención para el peligro de que más estudiantes abandonen su educación. Es decir, se teme un aumento de la deserción escolar.
Cifras del Ministerio de Educación afirman que actualmente existen 186.723 niños, niñas y jóvenes de entre 5 y 21 años que no han completado su educación escolar. En 2020, dado el contexto sanitario y todo lo que ello implica, la deserción podría aumentar en 81.099 escolares, llegando a 267.822 alumnos fuera del sistema escolar en 2021. Una cifra escalofriante.
A eso se debe agregar, aún según los datos del Ministerio, que uno de cada tres niños y niñas en etapa escolar no entiende lo que lee. Uno de cada tres no tiene habilidades básicas en matemática. Por ende, uno de cada tres niños y niñas tendrá problemas para su desarrollo social.
Desde el Mineduc se ha impulsado el Sistema de Alerta Temprana (SAT), que en resumidas líneas busca detectar estudiantes en riesgo de deserción, utilizando para ello un conjunto de condiciones individuales, familiares y del entorno escolar. Es deber del Estado entregar las condiciones y herramientas para una educación de calidad, equitativa e inclusiva.
De hecho, así está definido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible N°4 de las Naciones Unidas, documento firmado por Chile y otros 192 países: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad; y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.
No hay dudas de que el abandono escolar es uno de los mayores desafíos que deben enfrentar las comunidades educativas, además de las dificultades de aprendizaje derivadas del cierre de los establecimientos educacionales. Hay que reconocer el trabajo de los profesores, colegios, liceos y toda la comunidad educativa, pero la amenaza del abandono escolar es real y debe ser enfrentada. Es condición esencial para construir un Chile que sea realmente para todos.