Editorial

La falente descentralización desde las regiones

Ha faltado unidad de propósito, los proyectos de desarrollo de la Región son sistemáticamente bombardeados por los actores regionales, riñas intestinas, luchas pequeñas de poder, han desdibujado la visión de futuro, dejando las intenciones en calidad de escombros.

Por: Editorial Diario Concepción 31 de Marzo 2019
Fotografía: Raphael Sierra P.

Las celebraciones tienen que tener una causa valedera, de otro modo son rituales vacíos. Mucho de aquello tiene la tradicional conmemoración, el 31 de marzo, del Día de las Regiones, como si éstas estuvieran instaladas en el ideario nacional, más allá del enunciado de una serie larga de iniciativas de poco alcance y menor impacto.

El primer acto de sinceridad sería reconocer que se lleva poco andado, con muy limitada voluntad y aún menor convencimiento, no sólo desde las autoridades centrales, lo cual, aunque penoso, es esperable, sino de los propios actores regionales, lo que es definitivamente lamentable y aunque por el momento parezca irrelevante, es el testimonio histórico de lo que debiendo hacerse, no se hizo, o se hizo a medias.

Esta efeméride, un hecho relevante para ser recordado, tiene como objetivo sensibilizar, como si hiciera falta, a la ciudadanía sobre la descentralización y su importancia para cada zona geográfica, el administrar política y financieramente sus recursos públicos, sin mencionar la absoluta necesidad de sensibilizar a las autoridades centrales.

Con fecha 15 de febrero de 2018 se publicó en el Diario Oficial la Ley No 21.074 relativa al “Fortalecimiento de la regionalización del país” en concordancia con lo establecido en la Constitución en su artículo 3o: “La administración del Estado será funcional y territorialmente descentralizada, o desconcentrada en su caso, de conformidad a la ley”. Añadiendo que: “los órganos del Estado promoverán el fortalecimiento de la regionalización del país y el desarrollo equitativo y solidario entre las regiones, provincias y comunas del territorio nacional”.

La simple lectura de este texto de la Constitución deja claro que no es mucho lo que se ha avanzado. Para nuestra región, como para todas las otras regiones del territorio, no hay evidencia suficiente para concluir, como los panegíricos a los gobiernos de turno, que el empuje descentralizador ha “elevado la condición institucional y política de las regiones a un nivel sin precedentes”, aludiendo a la creación de los Gobiernos Regionales y la reforma constitucional que ha consagrado la elección democrática del jefe del ejecutivo regional con atributos por definir.

Sin embargo, hay una responsabilidad regional, plenamente consciente de estas circunstancias; la imposibilidad de descentralizar desde las regiones, no ha habido un convencimiento o liderazgo suficiente para instalar con vigor y compromiso su posicionamiento, no ha sido posible superar la fase de ruegos reiterados, que de repetidos parecen haber perdido significado.

Ha faltado, igual y dolorosamente, unidad de propósito, los proyectos de desarrollo de la Región son sistemáticamente bombardeados por los actores regionales, riñas intestinas, luchas pequeñas de poder, han desdibujado la visión de futuro, dejando las intenciones en calidad de escombros, puente inconcluso, mercado en ruinas, soterramiento al estado de proyecto olvidado, el Metro como iniciativa discutible, en una lista larga, cada quien con su eventual alternativa, que para efectos prácticos terminan por dejar las cosa tal cual estaban, o peor.

La Región necesita hacerse oír, no tenemos realmente quien lleve esa voz donde corresponde, mientras así sea la descentralización será poco más que una propuesta sin plazo, con redituable corrección política.

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