Editorial

La droga asedia los colegios chilenos

Es justamente el alto consumo de alcohol y drogas en la juventud chilena lo que ha estado levantando reacciones, ya que no se trata de cifras relativamente altas, sino absolutamente elevadas, ocupando los primeros lugares de abuso de substancias en Latinoamérica.

Por: Editorial Diario Concepción 23 de Enero 2019
Fotografía: Cedida

Ante otras circunstancias más apremiantes, la brecha generacional, que ocupó generosos espacios en los medios de comunicación masivos y en círculos académicos, ha dejado de ser mencionada, los jóvenes están siendo jóvenes por más tiempo y los mayores permanecen vigentes y actualizados con más frecuencia, sin embargo, hay una separación a veces abismal entre las generaciones, cada una con sus propios y hasta cierto punto, herméticos espacios.

Una de las diferencias generacionales importantes, es la mentalidad abierta para aceptar diversidad y una mayor tolerancias a comportamientos ajenos, con reglas más flexibles, posiblemente debido a que los modos de crianza han sido diferentes, menos apegados a normas, menos asociados a la autoridad de los mayores, de hecho, muchas de las conductas de los jóvenes son un reflejo del desconocimiento de ciertas pautas tradicionales de comportamiento o sencillamente indiferencia por observarlas, como una manifestación de independencia.

Los riesgos son visibles, ya que la diferente concepción de disciplina o respeto puede resultar en irrespeto a profesores, o sus propios padres, considerados, obsoletos y el entrecruzamiento información y modelamiento con otros pares, no siempre adecuados, que representan claramente situaciones de riesgo, como pueden ser hábitos dañinos, como el consumo de alcohol y drogas, o modos de conducta violenta o contestataria.

Es justamente el alto consumo de alcohol y drogas en la juventud chilena lo que ha estado levantando reacciones, ya que no se trata de cifras relativamente altas, sino absolutamente elevadas, ocupando los primeros lugares de abuso de substancias en Latinoamérica, con el agravante de su temprano inicio.

Como una muestra de lo que los padres suelen ignorar, se ha publicado recientemente los resultados de un plan del OS-7 de Carabineros, quienes trabajaron, entre junio y diciembre del año pasado, en un diámetro de 600 metros alrededor de 87 colegios de la Región Metropolitana, para detectar posibles transacciones ilegales de droga y dar con los proveedores de los menores.

Las cifras expuestas como resultado de esta operación, dieron cuenta de una realidad que, para la policía, “es alarmante”. Se informa de 321 las transacciones identificadas, donde resultaron 494 detenidos, incautándose un total de 70.202 dosis de droga, siendo la pasta base la substancia más encontrada con más frecuencia.

Con todo lo preocupante que esta situación pueda parecer, palidece en importancia cuando se observa que hubo una presencia de menores, de entre 12 y 17 años, entre los detenidos, si bien no es el grupo mayoritario en estas transacciones se constata que hay personas de muy baja edad que están participando en el microtráfico, iniciándose así carreras delictuales complejas.

Por su parte, el director de Senda agregó otro dato: la última encuesta 2017 realizada por ese organismo, dio cuenta de que el 61,3% de los jóvenes entre octavo y cuarto medio ha visto tráfico alrededor de los colegios, y el 52,8% lo ha visto al interior de sus propios establecimientos.

No hay información concreta en nuestra región, pero sí información general que permite estimar que no es diferente. Definitivamente, hay asuntos que conversar, tanto las autoridades como los padres, y del mismo modo, al interior de las comunidades escolares, lo único que no se puede hacer, es no hacer nada.

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