La frecuencia con que los periodistas reciben noticias que, finalmente, resultaron ser falsas o inventadas, es alta; un 87% señaló encontrar permanentemente, o algunas veces, noticias falsas en Facebook, un 84% en Tweeter y un 81% a través de Whatsapp.
La desconfianza instalada en la sociedad chilena parece ser endémica, lo que en su tiempo afectaba a determinados colectivos de la sociedad, grupos u organizaciones cuyas actividades estaban manifiestamente al borde de lo legal, apenas cubiertas mediante procedimientos turbios, se ha extendido a instituciones tradicionalmente fuera de sospecha, peor aún, que eran colectivamente identificadas como referentes y que están ahora bajo la misma sombra de duda.
No es una cacería de brujas, o un movimiento comunicacional de desprestigio, sino una reacción natural de las personas al observar cómo en instituciones hasta aquí respetables, hay manifestaciones de falta notable de honradez y decencia, aunque casi púdicamente se prefiera describirlas como faltas a la probidad, un eufemismo, como falta a la verdad, por mentira, o apropiación indebida, por robo.
Frente a esa situación, lo único que puede lograr la restitución de la confianza, es la información objetiva y cierta, que permita discriminar entre quienes merecen confianza y quiénes no. En qué se puede confiar, porque no es posible vivir sanamente en una sociedad donde nadie confía, en la cual haya que estar perpetuamente en guardia, donde sea ingenuo creer.
Recientemente Cadem, colaborando con la Asociación Nacional de Prensa, elabora el Barómetro de Acceso a la Información Pública, que avalúa la disposición a entregar información, la confianza y precisión de ésta, y su oportuna entrega, indicadores que permiten valorar la transparencia y, por tanto, la eventual confiabilidad en el actuar de las instituciones a las cuales se les solicite mostrar lo que están haciendo.
El nuevo elemento considerado en el Barómetro en la versión de este año, es la medición de confianza en la información pública y la denominada fake news, los resultados son alentadores en el sentido que los periodistas mismos están aprendiendo de la experiencia y han puesto más atención a sus fuentes de información, de esa manera, se observa que la confianza en las noticias que se obtienen de medios de comunicación tradicionales, como Diarios impresos están en la cúspide del indicador mucha o bastante (96%), seguidos por la Radios y portales online, con 84%, seguido por el 79% de Revistas.
En claro contraste con lo anterior, la confianza en las nuevas plataformas, como las redes sociales y otras, es bastante baja, a pesar de ser muy usadas, incluso, más que medios tradicionales. Así, sólo un 31% confía en la información que obtiene desde Twitter, un 26% de Whatsapp y apenas un 12% de Facebook, una tendencia que se explicaría por la frecuencia con que los periodistas reciben noticias que, finalmente, resultaron ser falsas o inventadas, un 87% señaló encontrar permanentemente o algunas veces noticias falsas en Facebook, un 84% en Twitter y un 81% a través de Whatsapp.
Hay en los resultados de este último Barómetro indicadores importantes para recuperar confianzas, empezando por la calidad de la información de cuya calidad dependen las decisiones que cada uno debe tomar, de las opiniones que exprese y de las elecciones que tenga que hacer. Es muy posible que gran parte de la desconfianza de la sociedad no sea otra cosa que la dificultad para saber en qué sitio se encuentra la verdad, la valoración de los medios responsables de la información parece ser un paso alentador en ese sentido.