Se trata de un subsidio estatal, que en un máximo otorga 49 mil pesos para quienes ganan el sueldo mínimo, de modo que quien gana $301.000 bruto, recibirá $289.800, en vez de $240.800.
Un nueva proyecto envío ayer el Presidente Sebastián Piñera al Congreso, en el marco de la crisis social y política que vive el país, desatada hace 22 días.
Se trata del proyecto que fija un Sueldo Mínimo Garantizado, bajo la modalidad de subsidio estatal, y que impactaría en unos 540 mil trabajadores.
En síntesis, quien hoy recibe un sueldo mínimo bruto de $301.000, se le subsidiará con $49.000, de manera que su remuneración líquida sea de $289.800, en vez de $240.800. Y los siguientes tramos, hasta los $360.000 bruto recibirán un aporte estatal menor y gradual según sea el caso.
El ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, explicó que “este es un bono que se transfiere directamente al trabajador, no pasa a la empresa, que no es imponible, que le llega directamente a su bolsillo. Va desde $301 mil, que es el mínimo, hasta $370 mil, pero más menos el líquido va desde $288 a $294 mil y aquellas personas que tienen más descuentos individuales va a cambiar”, agregó Sichel.
Desde la oposición calificaron de insuficiente el proyecto y criticaron la nula participación del gran empresariado.
Mientras que desde la UDI propusieron asegurar un piso mínimo de $400.000 bruto a cada trabajador.
Para el ingeniero Civil Industrial, magíster en Finanzas y académico de Ingeniería Comercial Universidad San Sebastián, Gonzalo Chávez, resulta “irresponsable” abordar cada reforma de manera individual. Si bien el hecho de garantizar un ingreso mínimo genera menos fricciones en la economía que un salario mínimo más alto, es necesario destacar la relevancia de las redes de protección social que existen para las personas más vulnerables, que son el segmento de la población que se supone se busca ayudar, sostuvo.
“Si las redes de protección social son más eficientes, el individuo pasa a tener mayores fondos para consumo y no tiene que destinar parte de sus ingresos a cubrir costos de salud, educación, etc. Las reformas sociales de esta magnitud deben ser vistas como un todo; las necesidades de un sistema complejo como es la sociedad deben ser enfrentadas con soluciones provenientes de múltiples frentes”.
En lo particular, añadió, es un error ver a las grandes empresas con la misma lupa salarial y tributaria que a las Pymes. “La mínima variación puede impedirle el crecimiento a una Pyme, mientras que la sensibilidad de las grandes empresas a estos cambios es menor. Luego, si a esa Pyme se le permite crecer, llegará a ser grande y tendrá que jugar con otras reglas”.
Por su parte, el director de Ingeniería en Administración de Empresas, de la Facultad de Economía y Negocios de la Unab, José Navarrete, si bien estimó que la medida va en la dirección correcta, advirtió que viene un gran desafío para el gobierno, puesto que existe una cifra “negra” de trabajadores que teniendo ingresos mayores, cotizan por el sueldo mínimo, de tal forma de aumentar la fiscalización en ese sentido y que el beneficio vaya a quienes realmente lo necesitan.