Economía y Negocios

Carreteras hídricas de Bío Bío al norte dividen a los gremios

Profesor e investigador de la UdeC estima ambas propuestas (Vía Marina y de Juan Sutil) técnicamente inviables. Plantas desaladoras serían una opción más real.

Por: Edgardo Mora 18 de Agosto 2019
Fotografía: Diario Concepción

Incertidumbre. Éste es el concepto que mejor define lo que pueda ocurrir con las propuestas de carreteras hídricas que buscan llevar agua desde Bío Bío al norte del país.

Hablamos de los proyectos impulsados por la empresa Vía Marina (Aquaatacama) de capitales franceses y la de Juan Sutil, de Reguemos Chile. En términos muy simples, la primera retiraría aguas abajo del Bío Bío y la segunda, aguas arriba (Alto Bío Bío).

Pese a las advertencias como las realizadas por Oscar Parra, doctor en Ciencias Ambientales y ex director del Centro Eula, en cuanto a que no existen estudios serios previos, hay gremios con posturas más definidas en contra de la alternativa de Reguemos Chile que la propuesta de Vía Marina.

Parra señaló sobre la propuesta de Vía Marina que “si se hace, que se haga sabiendo las consecuencias que tiene”. Esto, en alusión a que “hay un conocimiento bajísimo de nuestros ecosistemas naturales”.

Los reparos de Socabio

José Miguel Stegmeier, presidente de la Sociedad Agrícola de Bío Bío, Socabio, y del Consorcio Agrícola del Sur, CAS, gremios representantes del sector agrícola, manifestó que “en relación a la posibilidad de llevar agua dulce al norte, por un acueducto marino, captando éstas en las desembocaduras de los ríos, la verdad es que desde nuestra mirada Agrícola e incluso provincial, no tenemos cuestionamientos”.

Sin embargo, otra es la mirada, respecto de la idea de Juan Sutil de Reguemos Chile donde la visión de Socabio cambia en forma radical.

“Claramente tiene falencias mayúsculas en varios aspectos: por tratarse de un canal de gran magnitud que pretende trasvasar aguas hacia el norte, principalmente, de la cuenca del río Bío Bío, desde una cota alta ubicada en la comuna de Alto Bío Bío, donde nos llama muchísimo la atención que previamente no se hayan hecho los estudios correspondientes para saber si efectivamente existe agua disponible para ello” afirmó el presidente de Socabio.

En esta línea, siguió Stegmeier, “precisamente en ese lugar geográfica de montaña, es desde donde la cuenca empieza a ser intensivamente usada en beneficio de nuestro desarrollo regional”, enfatizó.

El dirigente del gremio agrícola también aludió a que “recientemente hemos tenido acceso a un estudio que acaba de ser publicado por Corfo y la Universidad de Chile, que demuestra, sin lugar a dudas, que la cuenca en general, como el Bío Bío en particular, no tiene más aguas disponibles tanto en las cotas altas como en las medias y no hay disponibilidad durante todo el año. Es decir, ni siquiera durante el invierno, que es cuando pretenderían derivar parte de sus aguas”.

Otro aspecto relevante para el gremio que representa Stegmeier, es que “las condiciones agroecológicas nuestras son excepcionales para producir una gran variedad de frutos y cultivos de alto valor. El mejor clima Mediterráneo lo tenemos, a Dios gracias, nosotros. Podemos producir las mejores nueces, avellanas, manzanas, cerezas, berries de todo tipo, vinos blancos y tintos de gran calidad, semillas para la exportación, amén de leche, carne, trigo, remolacha azucarera, maíz, con altísimos rendimientos por hectárea y con la posibilidad de incrementar significativamente, gracias a las nuevas tecnologías de regadío, nuestra superficie a regar”.

Cuenca del Lago Laja agotada

José Luis Arumi, profesor titular del Departamento de Recursos Hídricos de la Facultad de Ingeniería Agrícola e Investigador Principal del Centro Fondap y Crhiam agregó otro elemento muy importante a la ecuación del agua en la precordillera: “la Cuenca del Laja está agotada. Conozco bien el tema, porque participé en el convenio de Laja 2017 y es imposible volver a llenar el Lago Laja porque no hay agua para llenar el lago y satisfacer las demandas, entonces si en la cuenca de Bío Bío existieran excedentes, prefiero usarlas para llenar el Laja que para llevarlas al norte”.

Arumi también aclara que “es imposible llenar el Laja , porque el proyecto de Reguemos Chile recoge aguas mucho más abajo de la ubicación del Laja”.

Posturas de Corma y CPC Bío Bío

Jorge Serón, presidente de la Corporación Chilena de la Madera A.G., Corma, expresó que “nosotros per se no nos oponemos a las carreteras hídricas, al contrario, creemos que hay que buscar este tipo de alternativas en consenso y que generen el menor impacto posible porque se trata de ayudar a quienes hoy día están con serios problemas”.

Serón también añadió que “como Corma no tenemos una opinión particular realmente estudiada o consensuada al interior del gremio, pero sí tenemos clara consciencia que hay un problema bastante serio que está siendo provocado por el cambio climático unido a un tema de escasez de agua muy fuerte y que es necesario buscar alternativas de solución a largo plazo y con una mirada de país”.

El dirigente del sector maderero y forestal apuntó además a que “se quiere avanzar muy fuerte en la desalinización del agua de mar que podría ser una solución incluso más económica que la de estar generando un gran ducto para llevar el agua del Bío Bío 800 o más kilómetros al norte”.

En tanto, Ronald Ruf, gerente general de la Cámara de la Producción y del Comercio, CPC Bío Bío comentó: “nuestra postura hoy día es más bien acerca de la propuesta del empresario Juan Sutil, porque es la que definitivamente nos preocupa de sobremanera respecto de que nos vaya a dejar sin recursos hídricos cuando no sabemos que pasará con nuestros recursos en unos años más”.

Ruf coincidió con Serón en cuanto a que “sin duda hay una necesidad imperiosa de tener más agua para regar sectores con sequía, pero el punto es que el cambio climático no sólo está afectando el norte, está afectando también a Bío Bío”, recalcó.

El gerente general de CPC Bío Bío también avaló la idea de que “las tecnologías para desalinizar han avanzado en forma exponencial en los últimos años y no sólo se piensa en agricultura sino que también en materia de agua potable y de uso intensivo, por ejemplo, para las mineras del norte, entonces es algo que se viene y no cabe duda que debe ser parte del análisis porque comparada con un proyecto de 18 mil millones de dólares hay que darle una segunda vuelta”, sentenció.

Carreteras v/s desaladoras

Para el investigador de la UdeC, José Luis Arumi “la alternativa de Reguemos Chile, de trasladar agua vía precordillera, que es un proyecto con muy buenas intenciones , es poco realista”.

En esta línea, el profesor detalló que “hablan de regar 1 millón de hectáreas lo que es absolutamente imposible, porque para eso se necesitan 100 metros cúbicos por segundo, agua que no está disponible en ninguna cuenca”.

En segundo lugar, siguió Arumi, “está el hecho de que para transportar esa agua se requiere de un canal más grande que la Ruta 5, hablamos de 50 metros de ancho, donde habría que expropiar miles de terrenos, entonces desde el punto de vista de quienes trabajamos en el área de recursos hídricos, dudamos de que exista esa agua junto con que la obra civil a construir es enorme”.

En relación a las desaladoras, el investigador principal del Centro Fondap y Crhiam de la UdeC planteó: “hay un proyecto de Rodrigo Bórquez de la Facultad de Ingeniería de la UdeC con plantas pilotos para agua potable, donde el desafío de la desalación radica en la capacidad de las plantas, la tecnología de Rodrigo es muy interesante, de bajo costo y se puede desarrollar para la agricultura y también está otra tecnología de osmosis inversa que es más cara y que ya las están usando las mineras”.

Arumi aclaró además que “la tecnología de desalación ha avanzado mucho y son sistemas de filtración con membranas que hace 10 años eran muy caras. Sí a eso le agregamos el uso de energía solar para el bombeo, se ve mucho más viable que las carreteras hídricas”.

En cuanto al costo que involucra la generación de agua potable a través de estas plantas, Rodrigo Bórquez, director de Innovación y Desarrollo de la Facultad de Ingeniería de la UdeC, explicó que un metro cúbico de agua potable puede costar cerca de $500 pesos, mientras que si este mismo metro cúbico se paga mediante un camión aljibe, puede llegar a los 5 mil pesos. También, precisó que “la capacidad de un camión es de solo 10 metros cúbicos”.

En este mismo sentido, Bórquez sostuvo que el costo de desarrollo e instalación de una planta, con capacidad de 100 metros cúbicos, es cercano a los $130 millones. Y respecto al financiamiento, el académico indicó que la Subsecretaría de Desarrollo Regional sería el organismo indicado para estos proyectos.

Por su parte tanto Arumi como Serón también se refirieron a la adaptabilidad genética para el caso de la agricultura y el ámbito forestal, respectivamente, como medida a evaluar ante el avance hacia el sur de las fronteras agrícolas producto del cambio climático.

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