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Vóleibol Ucsc: Un grupo que hizo del triunfo una costumbre

Entre 2008 y 2017, este equipo disputó siete de diez finales nacionales, ganando cuatro títulos. Guillermo Jiménez se refirió a ese elenco multicampeón.

Por: Ricardo Cárcamo 02 de Abril 2020
Fotografía: Cedida

Alcanzar el éxito no es lo más complicado, lo más difícil es mantenerse en la cima y renovarse en el triunfo. Una sentencia que se puede aplicar a todo ámbito de la vida, pero que cobra un mayor sentido en el deporte. Una frase que bien refleja también lo que vivió el equipo masculino de vóleibol de la Ucsc, que por una década fue protagonista permanente a nivel nacional.

Entre 2008 y 2017, el conjunto disputó siete de diez finales. Logró el título en 2008, 2009, 2013 y 2015, y cayó en las definiciones de 2010, 2016 y 2017. Un brillante periodo conducido por Julio Orellana, y con un plantel que se sostenía en nombres como Marcelo Santos, David Ciátera, Israel Ciátera, Matías Sanhueza, Gabriel Tascón, Gabriel Santos, Fabio Menéndez, Diego Sanzana, Carlos Solar y Guillermo Jiménez. Este último contó detalles de este exitoso proceso.

“Del inicio, eso lo sabe mejor Julio, pues él empezó a armar este equipo que finalmente se cohesionó muy bien. En 2005 partió, cuando empezamos a entrar a la universidad algunos jugadores, y el plantel se terminó de armar en 2007. Pero fue un conjunto que tuvo varias generaciones, y de a poco partió el tema, aunque la base siempre se mantuvo a lo largo de este ciclo tan exitoso, que celebró un título por primera vez en 2008”, señaló.

Como es tradición, a nivel local su máximo rival fue la UdeC. “Antes, hubo un tiempo en que solo un equipo regional iba al nacional, y eran el adversario más difícil acá. En esa época, si la memoria no me falla estuvimos como 10 años sin perder contra ellos”.

La PUC, el clásico

En los nacionales, Jiménez indicó que se formó una atractiva rivalidad con la PUC. “En 2008 y 2009 le ganamos la final, en 2010 ellos nos derrotaron, era un verdadero clásico esos años. En 2011 no hubo Nacional, y en 2012 perdimos la semifinal con la PUC. En 2013, hubo un problema reglamentario en la fase de grupos, pues pasamos primeros en nuestra zona, pero nos quitaron unos puntos y nos tocó en cuartos con la PUC, con quien debimos toparnos en la final si no pasaba esa resta de puntos. Les ganamos 3-1, y en la final vencimos a la Unab”.

Algo queda…

Sobre lo que vino a continuación, Jiménez recordó que “la Unab empezó a tomar protagonismo, cuando entraron los primos Grimalt y otros seleccionados chilenos. Se armó un grupo más parejo a nivel universitario. En 2015, jugamos por el título contra la U. de Chile, en 2016 y 2017 con la Unab”.

El ahora entrenador, consultado sobre si tiene algún partido o torneo favorito de este ciclo, no tuvo dudas. “El campeonato y la final del 2015. Fue el último nacional que jugamos todos juntos, y tuvo cierta emotividad. Estábamos muchos muy lesionados, la mayoría trabajando, con poco tiempo para entrenar. Marcelo estaba en el norte trabajando, yo acá pero no me daba el tiempo para ir a entrenar. David Ciátera en Valdivia haciendo su práctica profesional”.

Al respecto, agregó que “estábamos todos desparramados por distintos lados. Llegamos con lesiones propias de jugar por años, y fue un campeonato súper sufrido. El kinesiólogo del torneo se quedaba con nosotros hasta las 1, 2 de la mañana tratando de sacarnos los dolores y preparándonos para el día siguiente. Fue un torneo y una final inolvidable”.

Jiménez recordó además de ese certamen que “jugamos contra el actual campeón, la U. de Chile, que tenía una generación que venía recién entrando esa temporada, o máximo su segundo año. Se proyectaba como un equipo que iba a salir campeón muchos años, pero se encontraron con estos viejitos que estaban en las últimas (ríe), pero que tenían la experiencia de jugar finales. Estábamos de local, pues aunque no fue en la Ucsc era en Concepción -Casa del Deporte-, y creo yo que ahí se dio un contexto bien bonito para nosotros: último torneo todos juntos, gimnasio lleno. Lo pudimos disfrutar y ganar, fue la guinda de la torta se podría decir”.

Hambre de éxito

Sobre cómo la base pudo mantenerse tanto tiempo, Jiménez comentó que “hubo algunos que hicieron postítulo, a otros se nos alargó la carrera (ríe). En mi caso, me cambié pues partí estudiando Ingeniería y luego pasé a Educación Física. Ahí tuve un periodo bien largo en la universidad. Además, el reglamento de competencia te da la opción de jugar ya terminando la carrera: por ejemplo, si defiendes tu tesis en enero de 2020, puedes jugar todo ese año, y a varios les pasó eso. Entre hacer ese trabajo y defenderlo, se mantuvieron más tiempo”.

Para ganar tantos títulos, obviamente se trató de un grupo con mucho talento. ¿Qué más tuvo ese equipo? “Éramos todos súper competitivos en lo individual. Todos, o su gran mayoría, tanto jugadores como cuerpo técnico, éramos muy competitivos, nos gustaba pelear cada título. Se entrenaba mucho fuera de las sesiones que teníamos en la universidad, había harta motivación propia. Eso generaba que la dinámica, la energía que teníamos se canalizara hacia la competencia. Además, éramos muy unidos, en los veranos jugábamos voley playa, nos juntábamos a entrenar, a pelotear”.

Del rol que tuvo el técnico Julio Orellana, Jiménez aseguró que “es el más importante. Fue el que armó este grupo, lo logró mantener motivado por tantos años. Siempre se propició que tuviéramos mucha competencia durante el año, participábamos de distintos torneos en Santiago. Sin Julio, su motivación y todo lo que hizo para que estuviéramos siempre compitiendo a un alto nivel, lo más probable es que esto no habría resultado como finalmente salió. Se preocupó también que el grupo siguiera creciendo. El éxito de ese tiempo dependía de él, pues cada uno tenía la competencia que le corría por la sangre, pero si eso no era bien liderado no se puede tener el éxito que alcanzamos. Así que es el gran responsable de todo lo que ganamos”.

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