Cultura y Espectáculos

Los Tres: reliquia penquista

Ante un lleno total, los músicos de la ciudad repasaron de forma íntegra su más popular trabajo y, de paso, dieron nuevos bríos a su destacada carrera.

Por: Ángel Rogel 19 de Agosto 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Qué gran banda Los Tres. Luego de 32 años de carrera, no solo siguen sonando afiatados (como cañón, en lenguaje coloquial), pese al constante cambio de integrantes (hoy son un quinteto encabezado por la dupla que está desde el inicio, Álvaro Henríquez y Roberto “Titae” Lindl), además no han perdido ese profesionalismo que tienen los grandes y que hace que quienes se meten la mano al bolsillo para comprar una entrada no se arrepientan, independiente de que estén 30 minutos, una hora o tres sobre el escenario.

En Los Tres siempre ha primado la calidad por sobre la cantidad y la celebración del Fome (22 años desde su edición en 1997) en el Teatro de la Universidad de Concepción, no fue la excepción. Uno a uno pasaron los 15 tracks que componen el disco de la tapa roja, tras cinco minutos de retraso (otro punto a favor, en tiempos que los músicos se hacen de rogar un poco más, hasta 30 minutos en algunos casos), donde la banda se dio algunas licencias en los instrumentales que abren y cierran el disco (el toque jazzero, sigue presente), pero fuera de ello sonó “igual al cassette”.

¿Lo mejor de la noche? La frescura de canciones como “Antes” y “Libreta”, que no son parte habitual de la performance del grupo, pero suenan tremendamente actuales. Teniendo un arsenal gigantesco de bellas canciones, pareciera que en esta última etapa, la más reciente, la banda por fin ha comprendido que puede echar mano a muchos de ellas y no necesariamente repetir hasta el cansancio las mismas de siempre. El sábado, por ejemplo, no estuvieron “Amor Violento” ni “He barrido el sol”, pero sí una bella versión de “Cerrar y abrir” (“hace tiempo que no cantó aquí”, recalcó Henríquez, ante la euforia de los fans) y nuevos arreglos para “Camino”. Comentario aparte merece el gran talento de Cuti Aste, quien apoya con acordeón, teclado, banjo, guitarra acústica y trompeta, cuando alguna de las canciones lo necesita.

La verdad, resulta complejo escribir de la una banda de la cual se ha dicho (y escrito) bastante, de lo bueno y de lo malo, pero quizás hay algo que no se dice mucho y tiene que ver con su particular relación con el público de la ciudad que los vio nacer. A esta altura la banda es una joya que debería ser no solo apreciada y reconocida por Concepción, sino cuidada. No es para menos, considerando que los músicos, fueron los primeros en pasear el nombre de Concepción por distintos lugares del mundo y eso es más de lo que algunos políticos, autoridades y/o empresarios, muchos de ellos con nombre de calles, puentes y sitios históricos, han hecho por la capital del Bío Bío.

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